República Democrática del Congo - “Yo era un muchacho brujo”

31 Octubre 2016

(ANS - Lubumbashi) - Entre enero y junio de 2016 han llegado a Italia por mar, para escapar de la guerra, del hambre y de la violencia; 70,222 personas (70,329 en 2015), incluyendo 11.608 niños, la gran mayoría de ellos son: “menores extranjeros no acompañados” (90%). Llevan en los ojos y en el alma experiencias que ni siquiera podemos imaginar. Citemos el caso de un adolescente Heritier Tshibanda que tiene 13 años. Así como Heritier existen decenas de miles de niños y niñas del Congo calificados como brujos y brujas y que son abandonados por sus familias. Heritier ha vivido en las calles durante doce meses y ha regresado a una normal en “Bakanja- Magone”, un centro dirigido por los salesianos. Para él no es fácil hablar de lo que experimentó.

  Por: Beatriz Gramlich en Kontinente

¿De dónde eres?

Llegué de La Rwashi, un pueblo a unos diez kilómetros de Lubumbashi.

¿Cómo estaba compuesta tu familia?

Tenía un hermano mayor y una hermana menor. Mi padre trabajaba en la empresa estatal de electricidad. Mi madre se hizo cargo de la familia. No teníamos mucho dinero, pero no éramos pobres, y teníamos una pequeña casa.

Entonces, ¿qué pasó?

Cuando tenía once años de edad, mi padre murió. Mi hermana pequeña tenía ocho años. Hubiésemos querido quedarnos con nuestra madre, pero después de la muerte de mi padre; su familia nos botó de la casa. Mi hermana y yo fuimos enviados a la casa de nuestros abuelos y una tía que vive con ellos.

¿Fue un momento difícil?

Los problemas surgieron cuando llegamos. Mi tía, la abuela y el abuelo no nos trataron como a niños. Ellos nos insultaban constantemente. Nos castigan sin motivo.

¿Por qué razones los castigaban?

Por ejemplo, si yo no tenía ningún deseo de llevar agua del pozo y llevarla a casa, y me negaba a hacerlo, entonces recibía golpes. Si pensaban que me había portado mal me decían: “Es un acto de brujería. ¿Has heredado de tu madre?”.

¿Tú crees en la brujería?

Me han dicho muchas veces: “Tú eres un pequeño brujo”, hasta que terminé creyendo en la brujería.

¿Qué significa ser un pequeño brujo?

Es una persona a quien se culpa cuando otros están sufriendo y porque existe sufrimiento. Por esto tuve que huir, para que otras personas no sufran a causa de mí persona.

¿Y dónde están tus hermanos?

Mi hermano vivía con otros familiares, mi hermana murió. Murió de una enfermedad y nunca supe qué enfermedad.

¿Dónde te fuiste cuando tuviste que huir?

A Lubumbashi. Yo he vivido en las calles durante un año.

¿Cómo te arreglaste para vivir en la calle?

Yo estaba en Katuba, un suburbio de Lubumbashi. Cerca del Municipio había algunos vehículos viejos y abandonados. Por la noche dormí en ese lugar.

¿Qué problemas encontraste en la calle?

No teníamos ropa, excepto lo que llevaba. La noche era fría y no tenía algo para cubrirme. No había servicios higiénicos por ninguna parte. Me lavaba en los grifos de la calle.

¿Cómo eran las personas con los niños de la calle?

Muchos me preguntaban, “¿Dónde está tu familia?”, pero no nos tratan como otros niños.

¿Puedes explicarme que significa que no eran muy bien tratados?

(Hace una pausa, tiene su mirada al suelo, y no responde… Nos habla del dolor con sus gestos)

¿Cómo llegaste al centro salesiano para muchachos de la calle?

El responsable administrativo de Katuba me acompañó a este lugar hace un año.

¿Cómo te han ayudado al llegar?

Tengo la oportunidad de estudiar. Me pagan la escuela. He podido cambiar mi forma de ser y mi comportamiento. Cuando llegué, creía sentirme “un muchacho brujo”. La gente que trabaja aquí, me ha dicho que no es cierto. Poco a poco me di cuenta de ello. Me he convertido en una nueva persona.

 

¿Qué te gustaría hacer en tu vida?

Quiero continuar asistiendo a la escuela, y luego conseguiré un trabajo y ayudaré a otros niños que están sufriendo.

InfoANS

ANS - “Agencia iNfo Salesiana” - es un periódico plurisemanal telemático, órgano de comunicación de la Congregación Salesiana, inscrito en el Registro de la Prensa del Tribunal de Roma, Nº. 153/2007.

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