El 90% de la población pertenece al grupo étnico Q’eqchí, lo que los convierte en un grupo interesante para la promoción de Talita Kumi. Veintisiete mil jovencitas indígenas qeqchí han escuchado la decisiva orden de Jesús y se han puesto en pie rebosantes de vitalidad.
Fue el Padre Jorge Puthenpura misionero salesiano quien fundó esta organización, pero son las diferentes familias indígenas las que dan vida a este lugar de promoción humana e instrucción.
Veinticinco años después, una sólida congregación religiosa indígena, las Hermanas de la Resurrección, se ha convertido en el alma de un proyecto gigante de promoción de la mujer qeqchí. Cuatro grandes internados educativos, animación pastoral en multitud de comunidades rurales, una joven extensión universitaria, y la congregación religiosa que se multiplica en vocaciones.
¿Cuántas vidas han sido tocadas en un cuarto de siglo por este impulso atractivo y exigente a la vez? ¿Quién puede hacer un cálculo siquiera aproximado? Se encuentran las jóvenes que han seguido el itinerario educativo. Pero hay que añadir sus familias, los nuevos hogares, la minuciosa pastoral de las Hermanas de la Resurrección en más de mil comunidades rurales.
El 17 de marzo de 2017 se vivió una fiesta apoteósica. Con la presencia del Nuncio Apostólico, cuatro Obispos, varios sacerdotes, representantes del gobierno nacional y local, bienhechores insignes, periodistas, educadores se dieron cita en el bello centro de “Talita Kumi”. Una celebración Eucarística gloriosa y una sesión académica de gratitud por el bien sembrado en aquellas tierras.
Francisca, una ex-alumna de “Talita Kumi” recuerda: “antes de llegar a Talita Kumi, había oído decir que para nosotras no había posibilidad de tener un futuro mejor y que aprender a leer y escribir era una posibilidad solo para los hombres; aquí al contrario, estoy aprendiendo de todo, estoy muy contenta de haber descubierto, que también nosotras las mujeres tenemos esta posibilidad, que para mí se llama Talita Kumi”.
