¿Cuáles son los regalos más hermosos que has recibido en estos 7 años?
El primer regalo es la felicidad y la paz en mi corazón. A través de la felicidad soy capaz de aceptar nuevas culturas y diferentes idiomas. El segundo regalo es que he aprendido mucho de los nuevos lugares, de los nuevos países a los que he sido enviado. Los misioneros no vamos a cambiar o renovar a los demás, sino que vamos a vivir y aceptar a los demás y a cambiarnos a nosotros mismos, con la finalidad de dar testimonio del Evangelio, de modo que podamos mostrar el amor de Dios a las personas dondequiera que estemos.
¿Cómo fue tu camino vocacional misionero?
Al principio no quería ir a una misión “ad gentes”. Pero un día oí que Dios me llamaba a esta misión. Durante más de una semana, esta inquietud me acompañó en todo lo que hacía. Tenía tanto miedo y hablé de ello con el P. Thomas Long, quien me aconsejó que hiciera una novena a María Auxiliadora para comprender la voluntad de Dios. Durante la novena continué rezando a Dios para que no me llamara para ser misionero, porque tenía miedo de no saber cómo aprender nuevos idiomas y culturas. Pero después de la novena presenté la solicitud para las misiones, porque creía que Dios me estaba llamando a ser su misionero. Le dije sí al Señor, y desde ese momento mis miedos han desaparecido. No he tenido miedos ni cuando en Nigeria Boko Haram llevó a cabo su violencia o en Sierra Leona se propagó la epidemia del Ébola.
¿Qué podemos aprender de los jóvenes africanos?
Los jóvenes africanos son felices, siempre dispuestos a cambiar y mejorar continuamente. Encuentran la vida muy difícil, pero son dinámicos, valientes y felices. De ellos podemos aprender a tener más confianza en nosotros mismos y en Dios, y a ser felices en cada situación de la vida.
¿Cuál es tu sueño para esta nueva etapa de la vida salesiana como sacerdote?
Quiero ser Don Bosco para los jóvenes pobres, dondequiera que me envíen. Quiero ser amigo de los jóvenes y compartir mi vida con ellos. Quiero ser fiel al Oficio Divino y a la Eucaristía diaria, a la Confesión frecuente.
¿Quieres dejar un mensaje a los jóvenes salesianos en formación en Vietnam y en los otros países de tu región?
Mi mensaje es muy sencillo: “Estar dispuestos a decir sí a la llamada de Dios y no tener miedo. Si confiamos en Él, el Señor hará todo por nosotros. Sé feliz y agradecer en todas las circunstancias”.
