Por sac. Antonio Integlia, SDB
De hecho, la comunidad educativa es consciente de que lo que los chicos y jóvenes se sentirán principalmente personas, y cada comportamiento, elección, relación tendrá una importancia decisiva el sentirse acogidos. El valor del Faro está de hecho relacionado sobre todo con el alto nivel de los profesionales y las actividades propuestas a estos jóvenes en situación irregular.
Cada uno de los operadores aporta a decidir cómo funcionará el centro, todos están uniendo voluntades para encontrar las respuestas concretas más efectivas a los problemas que uno encontrará, cada uno mediando con las visiones de los demás, cada uno aprendiendo y enseñando a los otros.
La ruta cubre dos áreas. La primera carácter, estrictamente organizativa, ha permitido que el grupo decida sobre roles, responsabilidades, actividades, herramientas, objetivos, produciendo una serie de documentos, siendo el documento llamado "carta de Servicios del Faro" una síntesis. El segundo más valorado y relacionado con los fundamentos son los principios subyacentes al modelo de Faro como centro salesiano.
La idea es que los profesionales elegidos para este proyecto se interioricen del estilo salesiano, en un camino de interiorización y crecimiento. En este sentido, El Faro no es solo un servicio que actúa según las necesidades del territorio, sino una experiencia importante que pretende actualizar e innovar la metodología salesiana.
El objetivo mínimo de esta etapa inicial es hacer una comparación minuciosa con el modelo salesiano con respecto a las prácticas e intervenciones educativas; el segundo objetivo es hacer pública y compartir esta relación, es decir, como se concretan los principios salesianos en la tradición del Faro. Finalmente, el objetivo es ayudar a promover este enfoque desarrollando una propuesta que otros en la red puedan usar como punto de partida.
