España – La Inspectoría “Santiago el Mayor” muy castigada por la pandemia del Coronavirus

26 Marzo 2020

(ANS – Madrid) - La Inspectoría salesiana “Santiago el Mayor”, con sede en Madrid, está siendo muy castigada por la pandemia del Coronavirus que sufre en estas semanas toda España. Algunas circunstancias, imprevistas en el momento en que se dieron, han sido causa de contagios masivos y de muerte de hermanos salesianos. Fueron varias las comunidades a las que llegaron hermanos contagiados que a su vez contagiaron al resto de los hermanos.

En la comunidad de Oviedo, todos los hermanos salvo el más anciano quedaron contagiados. La consecuencia final ha sido la muerte de dos hermanos: los salesianos coadjutores Avelino Uña (68 años), y Tirso Álvarez (94 años). Un salesiano sacerdote, Joaquín Egozcue (76 añoos), se encuentra hospitalizado, sedado y entubado, en espera de que reaccione positivamente.

En las comunidades de León, donde se desarrolló la reunión, los efectos han sido más catastróficos. En la comunidad de León Centro Don Bosco, han fallecido los salesianos coadjutores Manuel Machado (79 años) y Pedro García (81 años), y algunos hermanos más con síntomas van recuperándose. En la comunidad de León Santiago el Mayor, el problema ha afectado también a la residencia de salesianos mayores que alberga. En diversos momentos, han fallecido los salesianos coadjutores Cayetano Álvarez (89 años) y Maximiliano Asenjo (87 años). Otros tres hermanos de la residencia de mayores, sin estar diagnosticados del virus, se han unido a ellos en camino al Padre: los sacerdotes Félix Cantón (86 años), Ángel Neila (86 años) y el salesiano coadjutor Ivo Díez (94 años). Está en una situación crítica el salesiano coadjutor Graciano Vidal.

Otra de las comunidades afectadas por aquella reunión es la de Salamanca San José. Casi todos los hermanos están o han estado contagiados. En estos momentos, algún hermano está en una situación delicada.

En una comunidad salesiana de la ciudad de Madrid, ha fallecido por Coronavirus el salesiano sacerdote Pablo Ortega (81 años). Otro de los hermanos está ya ingresado por neumonía, y los demás viven en situación de aislamiento.

En la residencia de salesianos mayores de Arévalo (provincia de Ávila), el salesiano sacerdote D. Florencio Martínez (90 años), con algunos síntomas del virus, falleció repentinamente. Días después, sin señales aparentes de contagio, falleció el salesiano coadjutor Fidel Montes (94 años).

No hay que decir que la situación se ha producido de forma rápida desde su primera manifestación, y de forma dramática en muy pocos días. Desde el primer momento se ha intentado tener el máximo cuidado, proteger a los hermanos más débiles, proceder al confinamiento de todos aquellos que mostraban síntomas, y resignarse a vivir la crisis en la propia casa, guardando las correspondientes medidas de seguridad los que están sanos. Algunas comunidades han sido desinfectadas.

Las medidas más importantes que, desde la sede inspectorial, se han indicado de obligado cumplimiento a todas las comunidades, tanto con algún hermano infectado como aquellas en las que todos están sanos, son:

-Reclusión dentro de la comunidad, no saliendo a la calle por ningún motivo salvo para las compras imprescindibles de comida y suministros. Afortunadamente, muchas de nuestras comunidades están situadas en el contexto de una amplia obra con patios, pabellones, espacios amplios que hacen más llevadero el confinamiento en casa.

-Cierre de la obra salesiana correspondiente, incluyendo el culto público: la iglesia pública o parroquia queda cerrada sin acceso de los fieles. Lo mismo el resto de los servicios, salvo que fueran requeridos por las autoridades civiles (sanitarias, de seguridad…) para colaborar.

-Turnos de comida, si la comunidad es numerosa, y en cualquier guardando una mínima distancia entre los comensales de dos metros, y personalizando los utensilios del propio uso en su manejo y limpieza. Evitar darse la mano o abrazarse. Reducir al máximo o suspender la atención de personal externo de cocina o limpieza.

-Oración personal, evitando juntarse en las capillas comunitarias. Guardando las debidas distancias, se podrá celebrar la eucaristía en el templo grande, y el sacerdote celebrante, se lavará las manos antes de las ofrendas y después de la comunión, que no se distribuirá, sino que cada hermano la tomará por él mismo.

-Confinamiento en el propio cuarto de todos aquellos hermanos que tengan alguno de los síntomas propios del virus: fiebre, tos seca, pérdida del gusto y el olfato, y sobre todo dificultades respiratorias. Atenderle desde fuera del cuarto, con mascarilla y guantes, para llevarle la comida o cualquier otra necesidad. La habitación debe estar bien ventilada y el hermano usar exclusivamente él su baño, bajando la tapa después de utilizarlo y antes de tirar de la cadena. En la habitación deberá colocarse una papelera con tapa automática y una bolsa de plástico en su interior con cierre hermético para alojar cualquier desecho del paciente. Los utensilios de aseo serán de uso individual. Y no salir fuera a la comunidad por ningún motivo. Seguir las indicaciones médicas.

-No usar el ascensor, o al menos no coincidir varios hermanos en el ascensor.

-Siempre, con una frecuencia continuada, lavarse concienzudamente las manos con jabón. Evitar estornudar o toser al aire o en las manos: usar servilletas desechables y lavarse las manos después.

Sabemos que esta situación es excepcional. Y va a tener que serlo hasta el fin de la pandemia. Esto requiere concienciarse, romper muchas rutinas que teníamos establecidas. Evitar ponernos en riesgos o poner en riesgo a otros hermanos con comportamientos imprudentes. Y todo esto, sabiendo que seguir todas estas indicaciones no garantiza al 100% evitar los contagios de este virus tan caprichoso y móvil. Así que no hay que culpabilizar ni culpabilizarse de lo que pueda pasar en el caso de que, a pesar de haber actuado en todo momento de forma adecuada, se hayan producido más contagios. Seamos personas prudentes y facilitadoras. No corramos riesgos innecesarios, pero tampoco vivamos en un clima de histeria, de desconfianza o de nerviosismo.

Es importante que el hermano aislado sienta la compañía y cariño del resto de los hermanos: que no se pueda estar a su lado no significa que no se comunique con frecuencia con él, en varios momentos del día. Hoy la técnica nos ofrece muchas posibilidades.

Se trata de vivir con serenidad, pero con seriedad. De forma especial en estas ocasiones, se cumple lo que las Constituciones dicen: “el Señor nos ha llamado a vivir en comunidad dándonos hermanos a quienes cuidar y amar” C 40), y de quienes dejarnos cuidar y amar si lo necesitamos; “por eso nos reunimos en comunidades, en las que nos amamos hasta compartirlo todo en espíritu de familia” (C49); ”formamos así un solo corazón y una sola alma, para amar y servir a Dios y para ayudarnos unos a otros” (C50); ”la comunidad rodea de atenciones y cariño a los hermanos ancianos y enfermos” (C53)”.

Y, en cualquier caso, estamos en las manos de nuestro Padre Dios, de quien somos sus hijos queridos en Jesús. Él es el Hijo de Dios que con su muerte y resurrección nos ha salvado de la muerte eterna. El testimonio y ejemplo de los hermanos que ya han sido víctimas de esta pandemia nos deben ayudar a vivir desde la fe esta situación que estamos viviendo y sufriendo.

InfoANS

ANS - “Agencia iNfo Salesiana” - es un periódico plurisemanal telemático, órgano de comunicación de la Congregación Salesiana, inscrito en el Registro de la Prensa del Tribunal de Roma, Nº. 153/2007.

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