Sábado, 4 de abril, 7:30 am. Cuatro colegas y yo subimos al coche en dirección a Kelmend, una zona montañosa en el norte de Albania, donde el VIS ha estado trabajando desde 2009. Delante de nosotros, dos furgonetas que con dificultad suben el camino cuesta arriba, cargadas con sacos de harina y alimentos de primera necesidad.
El objetivo es entregar estos paquetes de alimentos a algunas familias especialmente necesitadas que viven en una de las regiones más aisladas e intactas de Albania. Doce horas más tarde regresamos a nuestras casas, con algunos músculos doloridos, pero satisfechos de haber hecho nuestra contribución, aunque fuera pequeña.
Así comenzó nuestra actividad de distribución de artículos de primera necesidad a algunas de las familias más necesitadas de la región de Malasia y Madhe ("la Gran Montaña"), nuestra área de proyecto, que continuaría durante otros 4 días.
Albania, el país que me acogió hace unos 10 meses y que se convirtió en mi hogar, sigue siendo en gran parte rural y donde la mayoría de las familias viven en una economía de subsistencia, informal e invisible en las estadísticas oficiales. Durante estos años de compromiso al norte de Albania, el VIS ha llevado a cabo una trayectoria de apoyo, tanto en términos económicos como de capacitación, a los pequeños agricultores, productores y operadores de turismo familiar. Y ahora, en este momento de crisis causada por la propagación del Covid-19, muchos de ellos se encuentran completamente aislados, sin una fuente de ingresos para mantener a sus familias y sin acceso a las ayudas estatales, precisamente porque muchos de ellos todavía no están registrados, de hecho, son “invisibles”.
En tiempos difíciles como estos, uno siente la necesidad de hacer algo por los más necesitados. Y si trabajas para una ONG con la historia y la misión del VIS, ayudar a los demás se convierte en un deber moral. Desviándonos un poco de la lógica y los objetivos estrictos del proyecto, decidimos, de acuerdo con las instituciones, asignar fondos, procedentes de la Cooperación Italiana, para ayudar a 78 de las familias más vulnerables del norte de Albania. Además, ya se ha programado una nueva distribución de paquetes de alimentos dentro de unas tres semanas.
Solo con grandes o pequeños gestos de generosidad, solidaridad y un fuerte sentido de responsabilidad cívica se puede salir de este momento oscuro y de otros que vendrán, más fuertes que antes.