Las restricciones a la circulación han llevado a las familias sirias vulnerables al borde de la ruina. La grave contracción de la economía nacional ha eliminado decenas de miles de puestos de trabajo. Las remesas de los compatriotas del extranjero, que hasta ahora sostenían a muchas familias sirias, también se están agotando, en un momento en que el poder adquisitivo real está cayendo bruscamente ante el aumento de los precios.
Sin embargo, dicen que, desde Siria, el Covid-19 no ha molestado al país. Más bien, la respuesta de Siria a la pandemia ha acelerado el deterioro económico que ya estaba en marcha mucho antes de que el virus llegara al país, exacerbando problemas como la caída o desaparición de los salarios, la devaluación de la moneda, el desempleo y el contrabando transfronterizo.
Para los trabajadores sirios, esta depresión económica no podría haber llegado en peor momento.
En este escenario, trágico como mínimo, los Salesianos continúan haciendo lo que siempre han hecho, incluso durante la guerra: permanecer en medio de la gente y sufrir con la población, aportando lo que tienen.
Johnny Azar, del Oratorio Salesiano de Alepo, tiene 28 años, ama el teatro y la danza y siempre ha soñado con tener un espacio propio, donde pueda transmitir su pasión y su arte a los jóvenes. Por esta razón ha solicitado el proyecto de apoyo a la iniciativa empresarial juvenil de los Salesianos de Siria. Lo ganó y ya había identificado el entorno adecuado para cultivar su sueño, ya había elaborado el plan de marketing de la iniciativa, pero lamentablemente llegó el Covid-19.
“La financiación del proyecto por parte de los Salesianos fue para mí la luz al final del túnel y la seguí con pasión. Lamentablemente tuvimos que dejar todo en suspenso durante todos estos meses”, expresa.
Con la ayuda de algunos amigos - ya que la condición actual no permite contratar mano de obra especializada - comenzó algunos pequeños trabajos, como la pintura de locales. Pero teniendo en cuenta que su sueño es sobre espectáculos y Johnny sabe que el reinicio no está a la vuelta de la esquina. El teatro y los espectáculos deben esperar.
“Nos hemos detenido, no hay mucho que podamos hacer ahora... Estamos esperando buenas noticias para poder empezar de nuevo”, concluye.
