El primer caso de infección por Covid-10 en Liberia se informó el 16 de marzo en la capital, Monrovia. Hasta la fecha, las cifras oficiales indicaban 383 casos de infección y 31 muertes, aunque se teme que las cifras reales sean más elevadas.
Además, muchas personas no están convencidas de que exista el virus en Liberia, y se ven diferentes casos. El misionero P. Riccardo Castellino, destinado en Tappita, nos expresa: “Desde gestos de gran generosidad y solidaridad, hasta actos vandálicos al centro de aislamiento. ¿Razones? Las personas piensan que el virus es un montaje del gobierno para robar dinero y los muertos – según la creencia – son víctimas del mal de ojo. ¡El analfabetismo y la superstición son virus mucho peores que el Covid-19!”
Incluso en la misión la actividad pastoral ha tomado diferentes ritmos. La escuela ha estado cerrada desde mediados de marzo, las celebraciones con el pueblo suspendidas desde el Domingo de Ramos hasta finales de mayo; el dispensario médico continuó su servicio, pero a un ritmo reducido, ya que con el cierre de las escuelas muchas personas regresaron a las aldeas para trabajar en el campo para poder sobrevivir.
Sin embargo, la comunidad permaneció unida y viva de diferentes maneras. Los jóvenes, convenientemente preparados, realizaron actividades de sensibilización y educación. Los jóvenes convencieron a la gente sobre la situación, presentaron los medios de prevención y los convencieron de que los utilizaran para no ser contagiados.
Varios grupos de la parroquia reunieron lo que pudieron para ayudar a los más necesitados, entre ellos a los ancianos, los enfermos, los discapacitados y las viudas. Un comité distribuía alimentos como arroz, aceite, baldes para tener agua y lavarse las manos, desinfectantes. Lo mismo hicieron los alumnos de la escuela “San Francisco”
El 24 de mayo, fiesta de María Auxiliadora, se reanudó la misa dominical.
Recientemente, a través de la Inspectoría, la misión recibió una subvención para ayudar a la población en situaciones de emergencia. Después de un cuidadoso estudio de los diversos casos, cada sector de la Misión puso en marcha una segunda ronda de distribución de alimentos y atención sanitaria a los más necesitados. Y la escuela también vino a reunirse con todo el personal, profesores y no profesores, obligados a ir a casa y con el último salario recibido en abril: recibieron comida y atención médica.
Un área que no se detuvo, aunque continuó a un ritmo reducido, fue la de la construcción. La renovación de la casa comunitaria ha concluido. La iglesia está casi terminada en su primera fase. Y el jardín para niños ha logrado la finalización de la primera fase: los cimientos y el nivel de las ventanas.
El P. Castellino concluye: “Miramos hacia adelante con confianza y esperanza. Sabemos que detrás de las nubes; ¡el sol sigue brillando!”
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