Este esfuerzo ha llevado a la producción y la donación de máscaras de protección realizadas con tecnología 3D, imprimidas en la UDB y creadas con un diseño apto a la protección del rostro.
Vale la pena recordar que en el ámbito del proyecto fue previsto la donación por parte de la Embajada de Estados Unidos de dos impresoras 3D, las cuales se suman a las ya disponibles en la Sala científica, reforzando por lo tanto los recursos tecnológicos de la USB.
Los materiales para imprimir las protecciones son PET y PETG, filamentos plásticos utilizados principalmente para la impresión en 3D, gracias a su adaptabilidad y resistencia. Es posible así producir unas 350 máscaras por semana, considerando el proceso de producción final que incluye la limpieza, lijado, perforación y posicionamiento del plástico PET, operaciones que requieren un par de días.
En los días pasados fueron donadas cien máscaras al Hospital Nacional Rosales, otras cien al Hospital Militar, más de doscientas al Hospital General Nacional de Neumología y Medicina de Familia "Dr. José Antonio Saldaña" y 75 a la Secretaría de Innovación de El Salvador. En fin se prevé que una media de 1.200 máscaras serán entregadas en diversos hospitales del país como parte del proyecto.
Por su parte Raúl Arriaza, miembro de un grupo de profesionales y médicos que están promoviendo una campaña de recolección de material, destinado a la protección del personal que se encuentra en primera línea en el hospital de Rosales, consideró que las máscaras "son muy necesarias en el sistema sanitario; además de proteger la mucosa y el rostro, permiten a la persona recibir menos carga biológica" dijo.
Además el director del Instituto de Investigación sobre Energía de la UDB, Carlos Pacas, ha reconocido la preciosa contribución que esta cooperación da a la población salvadoreña. "Consideramos que sea un proyecto que beneficia a las personas, especialmente al personal médico. Además demuestra que el trabajo que hacemos con los asociados permite realizar proyectos al servicio de la sociedad".
Para David Cerritos, profesor del Instituto de Investigación en Energía, "participar a este proyecto es una experiencia muy gratificante", que nos permite "apreciar la alegría de las personas que reciben la donación".
