En el mundo, de acuerdo a los datos de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR), el año pasado se registraron 45,7 millones de desplazados internos, o sea de personas que se vieron obligadas a huir de sus propias casas, sin la posibilidad de dejar el propio país a causa de persecuciones, cambios climáticos, pobreza, conflictos u otros motivos.
El Papa en su mensaje para esta jornada, propone seis parejas de verbos para encontrar al Señor en el rostro de los desplazados, con acciones concretas: conocer para entender, volverse próximo para servir, escuchar para reconciliarse, compartir para crecer, involucrar para promover y colaborar para construir.
La Congregación Salesiana recoge este desafío entre las prioridades del Sector para las Misiones mirando al próximo sexenio, con la intención de intensificar el trabajo que muchas comunidades salesianas hacen en todo el mundo al lado de los jóvenes en dificultad, obligados a huir de la propia casa.
Por ejemplo Palabek, en Uganda, y Kakuma, en Kenya, allí las comunidades salesianas viven en los campos de refugiados; en cambio en Sudán del Sur, en Juba y en Siria, hay muchos desplazados asistidos a través de ayudas materiales, la educación y la animación pastoral. Las pruebas más grandes son la falta de certezas sobre el futuro y la “parálisis” en la que muchos se encuentran por la vulnerabilidad de la propia situación.
El trabajo de los salesianos es un acompañamiento constante para dar esperanza a las nuevas generaciones a través de cursos escolares y profesionales de vario tipo, para enseñar oficios que sirvan en la realidad concreta del mercado del trabajo y al mismo tiempo transmitir una mirada de fe a través de la catequesis, la celebración eucarística y las diversa actividades.
La esperanza es que pueda crecer la sensibilidad hacia esta frontera del mundo de hoy, para alimentar el sueño misionero de Don Bosco y coordinarse en un empeño aún más eficaz e incisivo.
