RMG - 9 de enero de 1921-2021: centenario de la ordenación episcopal de San Luis Versiglia

08 Enero 2021

(ANS - Roma) - Don Luigi Versiglia, misionero y superior de los Salesianos en China, siempre tuvo el gran deseo de adquirir las virtudes necesarias para convertirse en un buen misionero, convencido de que en la base de todo apostolado por las almas debe haber una profunda piedad, unión con Dios y entrega a María Auxiliadora. Al comienzo de la Cuaresma de 1920, Don Versiglia envió a todos los cohermanos una circular en la que resumía su pensamiento en cinco puntos que se conocieron como los cinco mandamientos del misionero:

1. El misionero que no está unido a Dios es un canal que se desprende de la fuente.

2. El misionero que ora mucho también hará mucho.

3. Amar mucho las almas; este amor dominará todas las iniciativas para hacerlas bien.

4. Aspirar siempre en todo a lo mejor; pero estar siempre satisfecho con lo que sucede.

5. Sin María Auxiliadora, los Salesianos no somos nada.

En la década de 1820, la Santa Sede decidió elevar la Misión Salesiana en China a Vicariato Apostólico y a pesar de que el padre Versiglia, en la inmensa humildad que lo distinguía, se consideraba falto de toda habilidad y virtud lo nombró obispo y vicario apostólico de Shiu-chow. Esto sucedió aunque el salesiano pedía ser exonerado de los puestos de liderazgo por considerar que no tenía la fuerza necesaria y que era incapaz de asumir roles de responsabilidad.

Su consagración episcopal tuvo lugar el 9 de enero de 1921 en la catedral de Cantón de la mano de Mons. De Guébrand, asistido por los obispos de Hong-Kong y Swatow. Estaban presentes también los Superiores de las distintas misiones, representantes del clero francés, italiano, portugués, español y estadounidense. Además asistió una multitud de fieles que acudieron en masa de todas partes, así como de la "Schola Cantorum" del Orfanato de Macao. 

Una vez obispo, Mons. Versiglia no cambió sus hábitos, siguió sacrificándose por sus cohermanos y por la población china y se prestó a realizar cualquier servicio: tipógrafo, sacristán, jardinero, pintor de casas, incluso barbero.

Cuando los salesianos llegaron a Shiu-chow, la Misión solo poseía una residencia pobre en una calle estrecha que corría a lo largo de las antiguas murallas de la ciudad. Entretanto a lo largo de los años, el obispo Versiglia logró recaudar fondos, que sumados a su celo y dones innatos como arquitecto, le permitió diseñar y luego construir escuelas, residencias, pequeñas iglesias, una catedral, un albergue para ancianos y un dispensario.

En 12 años de misión, de 1918 a 1930, el obispo Versiglia pudo obrar maravillas en una tierra no siempre favorable a los católicos. El intrépido obispo no se detuvo ante nada, ni siquiera por las hambrunas, las epidemias y las derrotas que se le presentaban a él y a sus colaboradores. Ni siquiera delante de eventos no siempre recompensados humanamente: apostasías, calumnias, abandono, incomprensión, cobardía ... Pero superó todo esto gracias a la oración, intensa y constante. El obispo que había elegido el lema “In verbo tua laxabo rete” (A tu palabra arrojaré la red), tuvo así una vida que fue donada al estilo del Buen Pastor, y que el 25 de febrero de 1930 fue sellada con la sangre del martirio.

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