En Funchal, el padre Mendes dijo que estaba encantado con la isla, con la gente y por supuesto, con los Hijos de Don Bosco que animan esa obra. Durante su estadía conoció a la comunidad salesiana, a todos los sectores de la escuela, la parroquia y los alumnos y en nombre del Rector Mayor dirigió una palabra de saludo y aliento a todos, por la labor educativa y pastoral que desarrollan.

También se reunió con el obispo ordinario de la diócesis, Mons. Nuno Brás, y con el secretario regional de Educación, Ciencia y Tecnología de Madeira, Jorge Carvalho, de quienes recibió una excelente opinión sobre el trabajo realizado por los salesianos en sus 70 años de presencia en la isla Madeira.

En esos días, en una entrevista concedida a la radio y al diario Jornal da Madeira, declaró que para educar y evangelizar “no basta la tecnología. Es importante mirar a los ojos”; y que para educar es necesario estar presente entre los jóvenes con el corazón del Buen Pastor, con el conocimiento del educador y con la sencillez y alegría propia de los salesianos.

El 13 de mayo en cambio, presidió las ceremonias de la fiesta de Nuestra Señora de Fátima, la solemne Eucaristía y en la procesión recorrió las calles de la parroquia,

Durante su visita a Manique, el padre Mendes tuvo numerosos encuentros con los diversos grupos que componen la Comunidad Educativo-Pastoral salesiana (CEP): conversación individual con cada salesiano, momentos de diálogo con la Familia Salesiana, con el Consejo de la CEP, profesores, personal de la escuela, el Equipo Pastoral y los jóvenes.

Dado que durante este año pastoral también se ha confiado a los salesianos una parroquia en Alcabideche, el Consejero general ha sido guiado en una visita de reconocimiento del territorio y de esta realidad parroquial.

El sábado 15 de mayo, como se ha mencionado, dirigió la peregrinación de la Familia Salesiana a Fátima y presidió la Eucaristía en el santuario. En su mensaje subrayó la importancia de María para la vida cristiana y en particular para la vida de la Familia Salesiana, y comparó el contexto de la aparición de Fátima (hacia el final de la Primera Guerra Mundial, en 1917) con la actual situación de la pandemia, concluyendo que María está siempre presente en la vida de la humanidad que sufre.

Luego, al conocer a los jóvenes, subrayó la importancia del arte, porque es algo muy apreciado por ellos, pero también porque es un noble instrumento de educación y evangelización. Concluyó que a través del arte son los jóvenes quienes toman la iniciativa, pudiendo transmitir valores, conocimientos y principios.

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