Al llegar temprano a Budapest, a las 7,45 de la mañana, el Santo Padre después de los primeros homenajes ya recibidos en el aeropuerto, se dirigió al Museo de Bellas Artes, donde tuvo un encuentro privado con el Presidente de la República Húngara, János Áder y el Primer Ministro, Viktor Orbán. Allí hablaron sobre el papel de la Iglesia en el país, del compromiso con la salvaguarda del medio ambiente, y de la defensa y promoción de la familia.
Al final del encuentro, el Papa Francisco fue al Salón Renacentista del Museo y se reunió con los obispos de la Conferencia Episcopal de Hungría. Les recordó el brillante pasado de la Iglesia húngara, “con su larga historia, marcada por una fe inquebrantable, persecuciones y sangre de mártires”; y ofreció indicaciones de cómo la Iglesia puede seguir llevando a Cristo Eucaristía al mundo: en primer lugar, siendo "anunciadores del Evangelio", luego "testigos de la fraternidad", luego "constructores de esperanza".
También en el Museo de Bellas Artes, el Pontífice mantuvo un encuentro con los representantes del Consejo Ecuménico de Iglesias y algunas Comunidades Judías de Hungría.
Tras escuchar las demás intervenciones, el Papa afirmó: "Aquellos que en la Escritura están llamados a seguir al Señor de una manera especial siempre deben salir, llegar a tierras inexploradas y espacios inéditos ... Se nos pide dejar las incomprensiones y malentendidos del pasado… para encaminarnos hacia su promesa de paz ”. Y como metáfora de este acercamiento entre las distintas partes, propuso "la imagen evocadora del Puente de las Cadenas, que conecta las dos partes de esta ciudad: no las mezcla, sino que las mantiene unidas". Así deben ser los lazos entre nosotros ”.
Finalmente, el Papa Francisco presidió la Misa de clausura del 52º Congreso Eucarístico Internacional. En su homilía, refiriéndose al Evangelio del día, el Sucesor de Pedro ilustró los tres pasos de la "renovación del discipulado", que también pertenecen a todo cristiano: acoger, en plenitud, el anuncio de Jesús; hacer discernimiento con Jesús; e ir en pos de Jesús.
“Este Congreso Eucarístico Internacional es un punto de llegada, pero sobre todo un punto de partida. Porque el camino detrás de Jesús nos invita a mirar hacia adelante, a recibir el cambio de ruta de la gracia”, concluyó.
A primera hora de la tarde, el Papa Francisco salió de Budapest e inició su viaje a la tierra eslovaca, donde, tras ser recibido por las autoridades, tuvo otro encuentro ecuménico, en la Nunciatura Apostólica de Bratislava, además de un encuentro con los jesuitas presentes en el país.