La solemne ceremonia contó con la participación de numerosas personalidades: además del Consejero Regional para África-Madagascar, padre Alphonse Owoudou y del Superior de la Visitaduría ZMB, padre Krzysztof Rychcik, estaban Mons. Clemente Mulenga obispo de Kabew, acompañado de su vicario general, y un parlamentario de Zambia en representación del gobierno del país.
El Rector Mayor observó y participó con verdadero interés en los gestos simbólicos de la cultura local que acompañaron la celebración y que lo convirtieron cada vez más en un huésped de la comunidad zambiana.
Por la tarde, el padre Ángel vivió un momento de diálogo abierto y franco con la Familia Salesiana de Zambia, en particular, con los Salesianos Cooperadores y los Exalumnos y Amigos de Don Bosco. El 10° Sucesor del fundador de los salesianos saludó y animó a todos los presentes, constató la fuerza y la energía expresada por estos grupos en muchas partes del mundo y recordó el valor de la unidad de la Familia Salesiana, un solo gran árbol con muchas ramas.
Al mismo tiempo, animó a todos los presentes a hacer florecer nuevas ramas y habló concretamente de fomentar y difundir la devoción a María Auxiliadora -elemento que definió como ineludible para un verdadero salesiano- para lograr que en Zambia esté presente el grupo de la ADMA (Asociación de María Auxiliadora), que actualmente se encuentra sólo en Malawi.
Por la noche, siempre acompañado por el padre Owoudou y el padre Rychcik, el Rector Mayor tuvo un primer momento de diálogo con los salesianos de la Visitaduría. En la ocasión, además de ponerse a disposición para responder las preguntas de sus hermanos, les dio algunas recomendaciones importantes: les reiteró la importancia de la devoción a María Auxiliadora; remarcó que los jóvenes deben estar siempre en el centro del corazón de todo salesiano, porque un salesiano que sabe hacer muchas cosas, pero que no se preocupa por las necesidades de los muchachos y muchachas que lo rodean, no sirve para la misión; que un gran desafío en la Iglesia es preparar religiosos que tengan en el corazón su vocación; y que nunca debemos olvidar a los pobres y a las personas que son víctimas de calamidades, guerras o enfermedades como el Covid-19.
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