La Inspectoría San Luis Beltrán es dinámica, fraterna, con gran diversidad de obras en sectores de preferencia salesiana, fiel al carisma salesiano, preocupada por la Familia Salesiana, bien organizada y estructurada con comisiones inspectoriales. Con obras muy centradas particularmente los más pobres y necesitados, cuenta con más de 1300 laicos contratados y otros mucho más voluntarios que hacen de la inspectoría una realidad con muchas potencialidades.
El informe final que don Miguel Angel ha presentado a los Salesianos es una “enumeración ordenada” de fortalezas o oportunidades, así como retos que se convierten en llamadas y que exigen nuevos pasos.
Conformada por 18 comunidades religiosas en 12 diócesis, salesianos y lacios responden con credibilidad e impacto a los destinatarios preferenciales en la realidad colombiana y en la Iglesia local. Los hermanos están abiertos y afectivamente implicados en la sociedad y sus problemas. Les duele el presente de la sociedad y de los jóvenes más vulnerables. Conectan frecuentemente «en vivo y en directo» con gente más sencilla.
La Visita no es un evento aislado, sino un proceso de discernimiento donde todos salen más reforzados. Ha servicio para fortalecer los vínculos entre la Congregación y la Inspectoría, entre comunidades cualquiera que sea su configuración, en un deseo de seguir haciendo de la inspectoría la casa común de tantos jóvenes de este occidente colombiano.
Don Miguel Angel ha animado a todos y cada uno de los hermanos a tomar verdadera conciencia de la revitalización de la vida consagrada y el primado de Dios: “cuidarnos a nosotros mismos, para estar bien y vocacionalmente en forma”. Si carecemos de esta energía espiritual que la impulse, no se vive como expresión del don a Dios, olvidando el “por Quién” y “por Qué” de nuestra vida. Ni la inercia de los cargos, ni la gestión de las obras deben atarnos, ni esclavizarnos, ni hacernos invisibles. «Llegar a ser lo que soy: un salesiano», es algo más que un lema; es todo un programa.
Don Miguel Angel ha agradecido el trabajo generoso y la disponibilidad de cada uno para ir haciendo realidad el proyecto que se nos ha confiado, especialmente este año en el que celebramos el aniversario del cuarto centenario de la muerte de San Francisco de Sales. “Salesianos” es el nombre que nos identifica. Don Bosco tuvo esta feliz idea de querer ponernos no sólo bajo la protección de la Virgen, sino también bajo la del Santo Obispo de Ginebra. Nuestro padre había visto en San Francisco de Sales el típico modelo de actividad incansable y apostólica. Por eso lo eligió como modelo para sí mismo, para su obra y para sus discípulos. Por un lado, la energía apostólica; y por otro, la dulzura evangélica en el modo de ejercer este apostolado.