“Los animadores invirtieron el día y la noche enteros acomodando a todos aquellos niños asustados y permaneciendo a su lado – declaró Zeina Chahoud, ingeniero civil que es animadora en el oratorio salesiano deAlepo–. Nadie hablaba de otra cosa que del terremoto, compartiendo sus miedos. Entretanto permanecer con los salesianos supuso una isla de confort y esperanza para todos los allí presentes”.
“Inmediatamente después del terremoto, me llamaron del hospital para brindar primeros auxilios -comentó otro animador del oratorio salesiano de Alepo, el cirujano Cezar Ward-. No sé qué decir, estoy cansado y confundido tras muchas horas recibiendo víctimas del terremoto y atendiéndolas, tratando de consolar y tranquilizar a todos los que llegaban, al mismo tiempo que sentía que la escena me rompía el corazón. Vimos montones de personas llegar y acumularse en la sala de urgencias, casos de personas que considerábamos sin esperanza salvarse por múltiples razones, como el de un hombre que saltó de un sexto piso y se salvó casi ileso, o el de otra persona aplastada por una piedra y todavía es capaz de andar. Una niña de año y medio permaneció bajo los escombros toda la mañana, pero consiguieron sacarla de ahí sin ningún daño. Hay señales de Dios que se manifiestan incluso cuando todo alrededor parece sumido en la oscuridad”.
“Se hizo una colecta de bienes entre la gente de Damasco para apoyar a los compatriotas en Alepo. Nuestra casa ha recogido las donaciones y como siempre, los que menos tienen más han dado”, declaró el padre Alejandro León, Superior de la Inspectoría de Oriente Medio (MOR). Los alimentos, las medicinas, la ropa, las frazadas “son un signo que calienta el corazón y una fuente de esperanza”, añadió.
También desde la diáspora en Siria fluye ayuda económica que, encomendada a quienes no improvisan voluntarios de último momento, podrá traducirse en la compra de artículos de primera necesidad para la nueva oleada de desplazados que aparecerá en los próximos días.
Los salesianos están presentes en la capital Damasco (4 salesianos) y en Alepo (5 salesianos); además se está decidiendo la posibilidad de utilizar la casa de Kafroun, donde se realizan los campamentos de verano del Movimiento Juvenil Salesiano, pero hay dificultad de acceso por tratarse de una zona montañosa (550 metros sobre el nivel del mar), con caminos que no son fácilmente transitables sobre todo con las actuales condiciones meteorológicas.
En cualquier caso, la solidaridad salesiana internacional ciertamente no falla. Y por su parte el padre Daniel Antúnez, Responsable de la Oficina Misionera Salesiana de Turín, dice: “Missioni Don Bosco tiene relaciones permanentes con los salesianos de Siria y sigue desde dentro, podemos decir, la evolución de la situación. Estamos listos para intervenir con las ayudas que se requieran. Nuestra tarea ahora es acompañar a las familias a recomponerse, a sobrevivir a corto plazo, en una situación en la que faltan los medios propios de subsistencia. Cuando la emoción internacional comience a decaer -lo estamos viendo respecto a Ucrania- estaremos allí para reiniciar con los jóvenes y sus familias".
