Siguiendo el segundo capítulo de la encíclica Laudato Si' de Papa Francisco, se puede decir que la creación es Evangelio, es buena noticia. En primer lugar, la creación tiene una bondad subyacente, como leemos en el libro del Génesis. "Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno" (Gn. 1,31). Para un creyente, es la bondad fundamental de la creación a los ojos de Dios lo que constituye el valor intrínseco de toda realidad creada. Las diversas criaturas, queridas en su propio ser, reflejan, cada una a su manera, un rayo de la infinita sabiduría y bondad de Dios.

La creación es un acto del amor de Dios. Nuestro universo físico no es un accidente o un hecho fortuito; la palabra "creación" es más que "naturaleza", porque tiene que ver con un proyecto de amor de Dios, en el que cada criatura tiene valor y sentido. ¡Qué maravillosa certeza es saber que la vida de cada persona no se pierde en un caos desesperante, en un mundo regido por el puro azar o por ciclos que se repiten sin sentido! Cada uno es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario.

Por último, la creación es una "buena noticia" en la medida en que es la primera y primordial revelación de Dios. En todas las tradiciones religiosas, ha habido innumerables hombres y mujeres, sabios y santos que han sido capaces de ver a Dios en el espejo de su creación, como San Francisco de Asís.

En el contexto de la crisis ecológica contemporánea, cuando la humanidad se enfrenta al espectro del colapso mismo de la civilización, debemos recordar el mandato de Jesús a todos sus discípulos de "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación." (Mc. 16,15).

El artículo completo está disponible en el folleto JMS 2023.

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