La rica liturgia, la expresión de la diversidad de la Iglesia, y especialmente en la Iglesia de Japón, ha alternado oraciones y cantos en latín, japonés, coreano, vietnamita, filipina, italiano e inglés.
El Obispo Salesiano Mons. Francis Mizobe, que durante su vida gastó una gran cantidad de energía en la difusión de la historia del neo-beato, dijo hace dos años: "A través de muchos desafíos y dificultades, Justo experimentó la conversión. Bajo la persecución, libremente escogió la gloria de Dios, no la riqueza del mundo o el honor aristocrático. Y vivió todos los días en la sinceridad y serenidad, orando y siendo amable con los demás. Sin ser asesinado, sufrió un martirio lento. Justo nos muestra que ser un mártir no solo significa morir asesinado, sino también vivir una vida de oración sincera al Señor Jesús, a nosotros mismos y a los demás. Este es un gran mensaje para los católicos de hoy en día que no se encuentran sujetos a una constante persecución”.
La beatificación - transmitidas en streaming para todo el mundo - ha dado visibilidad a la comunidad católica en Japón, y tuvo mucho eco en la vida pública. Muchas autoridades políticas han mostrado un gran interés en el evento. La televisión nacional NHK dio gran espacio para este ritual y el cardenal Amato también fue entrevistado por el presentador de la NHK, un antiguo alumno de la escuela Salesiana “Seiko Gakuin” de Osaka.
"Sí, estamos convencidos de que esta beatificación no es un punto de llegada, sino de partida, para renovar nuestra espiritualidad y la de toda la Iglesia católica en Japón", comenta el P. Achille Loro Piana.
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