México – Habitar en la frontera: el imperativo para ser desobedientes religiosa y políticamente
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24 Febrero 2017

(ANS – Cd. Juárez, Chihuahua) ¡Nos han querido arrebatar la frontera! Sí, lo digo con todas sus letras, ¡nos quieren quitar la frontera! Podrá parecer una expresión muy extraña y poco correcta, pero es una expresión cargada de sentido. Y por eso lo vuelvo a reiterar, ¡nos quieren arrebatar la frontera y no lo vamos a permitir!

 

Por: P. Juan Carlos Quirarte Méndez SDB

Y es que, las generaciones de jóvenes mexicanos en la actualidad, nacieron en un contexto fronterizo amurallado. Esa es la realidad que conocen porque es lo que les toca ver y percibir. Pero no siempre fue así, no sólo porque antes las divisiones territoriales entre naciones no contaban con semejantes cercos y muros, sino porque la palabra frontera tampoco siempre ha sido entendida así. Y cuando digo que nos quieren arrebatar la frontera, me refiero principalmente a que nos quieren arrebatar el sentido original de la palabra frontera.

Los tiempos actuales nos han llevado a tergiversar algunos términos, y el sentido original de ciertas palabras pierden su riqueza para dar paso a otros significados que rompen con su sentido original. Ese es el caso de la palabra “frontera”.

La geopolítica ha provocado una mutación en la comprensión de “Frontera”, pues ha pasado de ser una oportunidad de encuentro, de cruce hacia el otro o hacia lo otro, para convertirse ahora en barrera, en división, en desencuentro. Por esa razón, no debemos dejarnos arrebatar el sentido auténtico de frontera. Nos quieren cambiar el sentido de encuentro y de apertura al otro, por el de muralla y separación.

El imaginario contemporáneo que nos quieren imponer quienes ostentan el poder, sobre todo en las naciones económicamente más poderosas, es que: lo otro, lo diferente, lo extranjero, es sinónimo de amenaza, peligro, invasión. Y por lo tanto se justifican en cercar las fronteras para que sean más bien cotos de seguridad y negación del encuentro, del cruce. El otro deja de ser mi prójimo para convertirse en el enemigo a mantener lejos.

Nada más lejano de las enseñanzas y testimonios que nos ofrece el Jesús de los evangelios, donde nos incita a la proximidad, a ir hacia el encuentro del otro. No sólo por ser diferente de mí sino sobre todo porque requiere de mí, porque su vida me implica la mía y mi vida repercute en la suya.

Así pues, tenemos una frontera política, que es aquella que demarca división entre dos sociedades, y tenemos una sociedad simbólica, que es esa línea de encuentro entre dos sociedades.

Y es que encontrarnos con quien sufre nos hace responsables de su bienestar. Esa es la actitud evangélica que estamos llamados a practicar y proclamar. Aunque esa forma de actuar pueda causar escándalo o alarma entre quienes buscan imponer un discurso de separación e indiferencia o exclusión de los otros. Nada más opuesto al evangelio que cercar, amurallar o bloquear mi encuentro con aquél que está en situación de necesidad. Y una manera muy concreta de ver esa necesidad en nuestro mundo contemporáneo está entre los desplazados, los que migran, los que buscan refugio a causa de situaciones de dolor, de hambre, de persecución que les impulsan a desplazarse, a migrar,a refugiarse.

Estamos llamados a tener sentimientos de frontera, pensamientos de frontera, actuaciones de frontera, ¿qué significan éstos? Pues que debemos tener sentimientos hacia el otro, hacia el diferente, hacia aquél que está ahí próximo y yo puedo ir a su encuentro. Tener pensamientos de frontera significa pensar sabiendo que hay otros que piensan diverso, que no todos tenemos una manera de pensar homogénea, uniformada. Pensamiento de frontera significa tener el valor y coraje de pensar diferente, de atreverse, de ser innovador. Actuaciones de frontera es lo opuesto a encerrarse en sí mismo, actuar de frontera es atreverse a ir hacia el otro que requiere de mí, es ir hacia ese que está ahí y que necesita de mí. Actuaciones de frontera es la capacidad misma de implicarse con los otros, aunque sean diferentes o precisamente por ser diferentes. Más en especial si ese otro padece una situación que demanda mi atención.

Como salesianos, en nuestra práctica de prevención, podemos leer estos desafíos como una imperante necesidad de reeducar, de deconstruir pensamientos dominantes que llevan a la exclusión o a suscitar sentimientos de odio o rechazo a lo extranjero, a lo diverso, a lo “no nuestro”. Urge un empeño por educar más para el reconocimiento del otro y no sólo para acentuar la identidad particular y colectiva, porque los hechos demuestran que el sólo fortalecer una identidad y exacerbarla, también es suscitar exclusión y violencia.

Si recientemente se han incrementado esos discursos que buscan separar, que tratan de colocar barreras entre los pueblos, entre los diversos grupos humanos, nosotros deberíamos saber resistir y proponer. Incluso, me atrevería a decir: seamos desobedientes ante dichas políticas y discursos.

La tolerancia no es una virtud necesariamente cristiana, lo es más la implicación ante la necesidad de los demás. Pero muchas veces no basta la implicación, es necesario además de la desobediencia, la intolerancia, esto sobre todo si lo que se está imponiendo es la exclusión y discriminación, el rechazo o la estigmatización de los otros por su condición de origen, de raza, de economía entre otras. Estamos llamados humanamente a tener cuidado del hermano más débil, a la promoción de su persona, a la defensa de sus derechos.

Nuestra propia Congregación Salesiana es un mosaico de la diversidad. Somos una gran familia que comprende una amplia variedad de culturas, de contextos, de lenguas, de razas, de ideologías y costumbres, sin embargo sabemos reconocer la riqueza de esa misma diversidad y la identidad del carisma. Y, sin importar el lugar donde nos toque habitar hoy día, hemos de tener el coraje y valor de testimoniar nuestro compromiso cristiano y salesiano de desobedecer desde nuestra fe a políticas e ideologías que nos traten de imponer separación y percepción de los otros como enemigos. En este sentido, nuestra Familia Salesiana cuenta con experiencias y acciones hermosas y constantes de inclusión, de proximidad, de implicación, haciendo vida la excelente frase de Don Bosco: “me basta que sean jóvenes para amarlos”, hoy en día añadiríamos… sin importar su raza, su procedencia, su pasado, su condición de vida. 

InfoANS

ANS - “Agencia iNfo Salesiana” - es un periódico plurisemanal telemático, órgano de comunicación de la Congregación Salesiana, inscrito en el Registro de la Prensa del Tribunal de Roma, Nº. 153/2007.

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