Venezuela – La explotación del Arco Minero y la voz no escuchada de la Iglesia
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06 Noviembre 2019

(ANS – Puerto Ayacucho) – En un país agonizante desde le punto de vista económico y social, una de las pocas actividades que siguen creciendo es la de extracción. En particular en el territorio del llamado “Arco Minero del Orinoco”, a lo largo del río del mismo nombre, donde se registra un enorme florecer de actividades mineras, que entretanto se encuentran en manos de grupos criminales. El resultado es un lugar de violencia, deforestación y explotación incontrolada. El salesiano Mons. José Ángel Divasson Cilveti, obispo emérito de Puerto Ayacucho y presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), relata el empeño inagotable de la Iglesia para tutelar la población local y el ambiente.

El área interesada es enorme, son 106 mil kilómetros cuadrados, una zona generalmente forestal, rica en biodiversidad y con grandes depósitos de agua dulce. Pero las actividades mineras incontroladas están generando una verdadero y propio apocalipsis social y ambiental. En particular en el sur de dicho río, a lo largo de cientos de kilómetros del territorio amazónico se encuentran inmensos yacimientos de oro, pero también de diamantes, coltan, bauxita y otros metales: recursos que terminan en las manos de los amigos del régimen y de las multinacionales estadounidenses y asiáticas que se aprovechan de la situación, mientas que a la gente del lugar le quedan solamente las migajas y un territorio arruinado por decenios.

Las poblaciones originarias que viven en estas zonas, como los indígenas Pemones, son amenazados y empujados a emigrar, frecuentemente desplazados de su territorio.

"La situación del Arco Minero es conocida desde hace varios años, en particular cuando el presidente Hugo Chávez inició su política minera, pero empeoró en los últimos años con el gobierno de Nicolás Maduro...  La extracción minera en toda la zona es completamente ilegal" afirma el religioso salesiano. Además "con la producción diaria de petróleo que ha bajado a menos de un millón de barriles, respecto a los tres millones diarios de la era Chávez, el Gobierno intenta explotar al máximo otros recursos del subsuelo, sin mirar al impacto ambiental".

"La Iglesia siempre fue crítica y entretanto nunca fue escuchada. También como REPAM hemos presentado -indica Mons. Divasson Cilveti - una detallada denuncia y hemos desarrollado varias actividades informativas. La depredación del Amazonía continúa y en el Arco Minero la peor plaga es justamente la actividad minera ilegal. Hay de todo: mafias, paramilitares, guerrilla colombiana etc.".

Teniendo en vista esta situación, Mons. Divasson tomó parte en el sínodo sobre la región Pan-amazónica, después de haber sido parte de la comisión pre-sinodal: "La esperanza es real, si bien es necesario decir que aquí en Venezuela, con este régimen no hay soluciones en vista. La situación es grave, pero no podemos olvidar que existen muchas fuerzas, organizaciones ambientalistas y ONGs, que intentan hacer algún paso hacia adelante aunque sea pequeño.

El Sínodo ha hablado de manera clara de estos temas y ha representado una toma de conciencia, una denuncia que ha llegado a todo el mundo.

"Este esfuerzo de la Iglesia se une al de la sociedad civil. Es necesario tener coraje y seguir adelante", concluyó Mons. Divasson Cilveti.

InfoANS

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