No solo fuiste alumno del "Don Bosco Haacht", sino que también enseñaste allí durante diez años, ¿verdad?
Sí, es verdad. De niño era un paso lógico para mí ir al “Don Bosco Haacht”, porque asistían mis primos, mi hermano también los había seguido y por lo tanto era normal que yo hiciera lo mismo. Sin embargo, solo fui allí hasta el octavo grado. Después de eso, quise cambiar de estudios y no estaban en Haacht. Así que fui a otra escuela. Una decisión de la que todavía me arrepiento.
¿Por qué dices que es una decisión de la que te arrepientes?
Siempre he echado de menos a Don Bosco. En esa otra escuela -no quiero nombrarla- no se permitía nada. Durante el recreo tenías que quedarte quieto en una cancha de cemento y eso era todo. En "Don Bosco" podía hacer deporte, jugar y volverme loco. Como estudiante, incluso ayudé a plantar arbustos alrededor de los campos de fútbol. Además, había deportes extraescolares, carreras a campo traviesa, campamentos en la montaña, etc. Así que echaba de menos a Don Bosco. En realidad no me lo esperaba, porque cuando todavía estaba en el "Don Bosco Haacht", a veces hablábamos de la "Prisión Don". Un juicio equivocado, porque todos los que se fueron entonces querían volver lo antes posible. Esto lo sentí de primera mano. Incluso como profesor, nunca se me ocurrió enseñar en otro lugar que no fuera el "Don Bosco". Trabajé por un corto tiempo en otro lugar, para reemplazar a alguien, pero pronto sentí que no me sentía tan cómodo allí.
¿Así que no cometiste tu "error" solo como estudiante sino como profesor también?
En efecto. Pero en realidad tuve mucha suerte de empezar en Haacht. A los 15 años ya me apasionaba mi afición al arbitraje y rápidamente me di cuenta de que podía progresar en esa dirección. Entonces, cuando después de la escuela secundaria tuve que tomar una decisión sobre futuros estudios, tomé esto en cuenta. Luego me convertí en profesor de educación física, porque conciliaba bien con mi "trabajo" como árbitro. En ese momento yo acababa de graduarme y el entonces director del "Don Bosco Haacht" me pidió que viniera a arbitrar un partido de fútbol entre alumnos y profesores. En la siguiente reunión, empezamos a hablar y una cosa llevó a la otra: en el año escolar sucesivo me permitieron empezar a enseñar en el "Don Bosco Haacht".
¿Has vivido allí durante diez años, si no me equivoco?
Es verdad. En los últimos dos o tres años, sin embargo, solamente de modo parcial, porque mi carrera como árbitro estaba en ascenso. En 2017 me convertí en semiprofesional, lo que significaba que tenía que entrenar regularmente durante el día. Luego, en 2019, obtuve la insignia de árbitro internacional de la FIFA. Esto significó que tuve que entrenar aún más, viajar mucho e incluso arbitrar torneos más allá de las fronteras nacionales. En otras palabras, me di cuenta de que mi trabajo como árbitro ya no era compatible con el de profesor. Está bien, mis compañeros muchas veces se han prestado a suplir mi ausencia, pero también hay que saber ser sinceros: esto no podía durar así. Dejé atrás el “Don Bosco Haacht” y pasé a trabajar como representante de nutrición deportiva. Pude así establecer mis propios horarios y planificar todo mucho más fácilmente.
"La pedagogía de Don Bosco siempre me ha inspirado"
Pero, ¿conoces la historia de Don Bosco?
¡Ciertamente! Como estudiante ya había recibido las bases y como docente han crecido y madurado. También seguí el curso 'Don Bosco y su herencia' e incluso fui en bicicleta de Haacht a Turín con algunos profesores. En otras palabras, he estado inmerso en la cultura de Don Bosco durante la mayor parte de mi vida. Mi abuela también tenía buenos amigos salesianos, así que de niño conocí un poco a los salesianos y su pedagogía. Un estilo educativo que siempre me ha inspirado. Me enseñó que no solo la enseñanza en sí es importante, sino que las actividades extracurriculares también juegan un papel igualmente importante. En esa otra escuela nunca tuve una experiencia similar. Todo lo que viví de niño en Don Bosco, desde los deportes extraescolares hasta acampar en la montaña, me hizo crecer. Como docente disfruté haciendo lo mismo con mis alumnos, porque me di cuenta de lo importante que es el papel de uno en la crianza de esos niños. Don Bosco es un estilo de vida, por así decirlo.
Es evidente ese espíritu ha permanecido en ti.
No solo conmigo, sea claro. Puedes verlo en mi hermano también. De joven se le permitió ir a una especie de jornada de la juventud de la Congregación. Creo que fue en Roma. Entonces entendimos que Don Bosco todavía está entre nosotros. ¿Y sabes qué? Durante ese viaje en bicicleta con los profesores del "Don Bosco Haacht", compré una pila de bolígrafos en Turín. Todavía los uso ahora como árbitro.
¿Realmente?
En el campo siempre tengo un bolígrafo en el bolsillo, el de "Don Bosco". Entonces cuando saco una tarjeta amarilla o roja, la escribo con la pluma de Don Bosco. Ese bolígrafo siempre está ahí. ¿Superstición o más bien hábito? No sé, pero Don Bosco siempre estará ahí como una especie de 'ángel de la guarda'.
Entonces, como árbitro, ¿también estás tratando de ser un poco Don Bosco?
Es difícil, porque en el campo te enfrentas a jugadores que quieren ganar a toda costa. Quieres crear un vínculo de confianza de alguna manera, pero siempre tienes que estar en guardia como árbitro, durante el partido me refiero. Lo que dicen los futbolistas no es necesariamente correcto. Baste pensar cuando piden un penal, aunque saben muy bien que no lo es.
¿Hay similitudes entre 22 futbolistas y 22 alumnos?
Es algo completamente diferente. Como profesor, te enfrentas a un grupo de chicos con los que puedes hablar y con los que quieres ir por el mismo camino. En este caso también puedes involucrarte emocionalmente. Con los futbolistas es otra historia. Ahí hay que mantener la distancia a nivel emocional.
Pero, ¿existen también similitudes entre estudiantes y futbolistas?
Si, claro. Por ejemplo, al comienzo del año escolar eres un poco más estricto y dejas menos espacio para la discusión. ¿Por qué? Porque necesitas protegerte y mejorar tu perfil. Siempre puedes soltar las riendas más tarde. Pero si comienzas el año escolar siendo demasiado permisivo... ¡Tratas de mantener tu clase en línea! Es lo mismo para el fútbol. Tienes que dejar claro quién eres y dónde trazas la línea. Además, existe otra gran similitud: tanto un profesor como un árbitro no deben salirse de sus roles. Los alumnos a veces te llevan al límite; los jugadores de fútbol hacen lo mismo. Te pondrán a prueba y tratarán de sacarte porque cometes un error. Hay que evitarlo.
A menudo, un árbitro es inmediatamente etiquetado como "malo". ¿Es frustrante?
Seguramente, pero el fútbol no se trata del árbitro. Cuanto menos se note, mejor. Es un cliché, pero es cierto. La gente no viene por mí, sino por los jugadores. Y ten por seguro que los árbitros también disfrutamos de un buen partido de fútbol. Pero eso sí, la imagen de los árbitros no suele ser positiva, debido también a aquellos medios de comunicación que se nutren del sensacionalismo. Saben que un juez nunca contraatacará y les resulta fácil crear una batalla entre jugadores y jueces. Una vez un reportero me llamó "árbitro mega arrogante". Mis puntos fueron escritos en grande en el periódico. Entonces pienso: "Yo nunca he hablado contigo...". ¿Sobre qué base tiene derecho a llamarme así?" Hace unas semanas, en cambio, me llenaron de cerveza durante el calentamiento, incluso antes de que comenzara el partido. Entonces, el árbitro es el enemigo, ¿verdad? Pero se aprende a afrontarlo.Afortunadamente, nuestro trabajo también tiene muchos aspectos positivos que nos hacen felices de seguir haciéndolo.
En 2019 hubo un proyecto donde los árbitros entrenaron por un día con equipos de fútbol. ¿Cómo fue?
En esa época iba al Charleroi. Aquel proyecto sirvió tanto para conocernos como para explicar algunas situaciones del juego. No me malinterpreten, todavía hay muchos jugadores -aunque es su trabajo- que no conocen las reglas exactas. Una jornada como esa ayuda a resolver el problema. Pero sobre todo, ese proyecto fue un momento agradable para conocernos mejor. Entrenamos juntos, comemos juntos, hablamos entre nosotros, etc. No te conviertes en mejores amigos de repente después de ese día, pero los jugadores conocen a la persona detrás "Del árbitro" y viceversa. Luego, cuando te encuentras en el campo, es diferente. Nos tratamos con más respeto.
Esta historia parece reconocible: conocerse mejor fuera del horario...
Llegar a conocerse fuera del horario escolar -en este caso del torneo- en realidad crea un vínculo. Al hacer cosas juntos fuera del 'tiempo obligatorio', permite conocer el lado humano del otro y esto solo mejora la atmósfera en el aula o en el campo. Así este proyecto fue verdaderamente salesiano. Deberíamos integrar aún más a Don Bosco en nuestro campeonato de fútbol.
¿Podría ser uno de esos intercambios con los aficionados?
No estoy perdonando acciones como tirar cerveza, por supuesto, si bien es algo "lógico" que te vean como el hombre malo porque a sus ojos tomas la decisión equivocada. Animan a cierto club y ven el partido a través de diferentes perspectivas. Pero sinceramente: era más difícil para mí arbitrar un partido de jóvenes de 15 años, que ahora frente a un estadio de 20.000 personas. Ahora llegas sin que te noten, escuchas unos gritos y unos silbidos, pero nada más. Esos doce padres parados al margen y gritándote, era mucho peor. Escuchas cada palabra que te gritan; es casi una confrontación cara a cara.
Hablando de compromisos: ¿es posible una vida familiar saludable con una vida tan ocupada?
A menudo estoy fuera de casa y sí, estoy muy ocupado. Pero la pregunta debería hacérsela a mi esposa Lotte. ¿Es factible para ella? Cuando estoy fuera, ella tiene que cuidar sola a nuestros hijos y compaginar todas las tareas del hogar con su trabajo de maestra. Así que para ella suele ser mucho más difícil que para mí. Esto es lo que la gente no ve y no se pregunta. Al contrario: cuando estoy fuera, la gente le pregunta "¿cómo está Nathan?". Así que tengo un gran respeto por Lotte y le estoy agradecido por dejarme hacer esto.
¿Lotte también es docente?
Lo has adivinado... Nos conocimos allí, en el "Don Bosco". Mientras tanto hemos tenido dos hijos y por lo tanto es posible que ellos también vayan a "Don Bosco". Ambos estamos de acuerdo al cien por ciento con este estilo de educación.
Tim Bex concluye la entrevista con una nota interesante: “Coincidencia o no: mientras intercambiaba mis últimos pensamientos sobre fútbol con Nathan, entra su esposa Lotte. Por un momento, la imagen de “Mamma Margherita” brilló en mi mente. Porque no debemos olvidarnos de la mujer fuerte detrás de él. Satisfecho, subí al auto. Dos días después escucho en la radio: 'Yaremchuk hace caer a Diawara. El árbitro Verboomen no tiene más remedio que sacar su primera tarjeta amarilla después de menos de diez minutos' y pensé: "Aquí está Don Bosco". Felicitaciones a Nathan por vivir el Espíritu de Don Bosco de una manera tan inspiradora y Don Bosco ciertamente está orgulloso de él.
Tim Bex
