Preséntate, Marcin.

Hola, me llamo Marcin. Soy salesiano y sacerdote de Polonia, originario de la Inspectoría de Polonia-Cracovia (PLS). Soy salesiano desde hace veinte años y sacerdote desde hace once años.

¿Qué te inspiró en la decisión de convertirte en misionero?

En mi corazón siempre ha existido el deseo de trabajar fuera de mi país. Es difícil explicarlo… es como si hubiera algo dentro de mí y, al mismo tiempo, fuera de mí, una especie de amor que me impulsa.

¿Estás feliz con el destino que se te ha asignado? ¿Tienes temores o preocupaciones respecto al nuevo lugar, la cultura o las personas?

He sido enviado a Grecia, un país hermoso, rico en tradiciones y en una cultura antigua. No tengo muchos miedos… quizás un poco de miedo de mí mismo, a veces. Siento una paz profunda, incluso si vivo en la oscuridad total y no entiendo bien qué quiere Dios de mí… Probablemente, no se entienda bien lo que quiero decir, pero… ¿cómo podría explicar el alma y la relación personal con Dios?

¿Cómo reaccionaron tus familiares, amigos y hermanos cuando les hablaste de tu vocación misionera?

Mis hermanos y amigos bromean conmigo diciendo que voy a pasar vacaciones en Grecia. Creo que muchos de nosotros pensamos en Grecia solo como un destino turístico, olvidando que hoy es uno de los países más afectados desde el punto de vista económico y, como gran parte de Europa, también desde el punto de vista espiritual. Mi familia está acostumbrada al hecho de que, dentro de la Congregación, ya he viajado mucho por varios continentes. Sabían que no me quedaría en Polonia por mucho tiempo. Han sido un gran apoyo para mí, aunque no participaron directamente en mi decisión.

¿Cuáles son tus proyectos y sueños para tu vida misionera?

Sinceramente, les digo que no tengo ningún plan ni expectativa. No lo sé… ¡Y justamente eso es lo hermoso! Una nueva misión, sin expectativas. Simplemente me lanzo. Trato de descubrir qué quiere el Señor de mí en Grecia, sobre todo en relación con el trabajo con los jóvenes. Los planes los descubriremos juntos, con mi comunidad, en los próximos años.

¿Tienes en mente algún modelo de gran misionero cuyo estilo y vida te gustaría seguir?

Diría que todos los misioneros que he conocido en mi vida han sido un gran ejemplo de profunda confianza en Jesús y en sus planes.

¿Cómo vives la experiencia del curso misionero (Curso Germoglio) y la participación en esta 156ª Expedición Misionera?

Me siento pequeño. Es hermoso ser enviado precisamente en el día en que celebramos el 150° aniversario de la primera expedición misionera. Y es aún más hermoso porque el 11 de noviembre es también el día de mi onomástico, san Martín.

¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes sobre la elección misionera y la vocación?

¡No tengan miedo! Atrévanse a la aventura… ¡con el Señor!

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