Print this page

Etiopía – Don Bosco y la vida serena entre cristianos y musulmanes

28 Junio 2018

(ANS – Gambela) – En Etiopía, la región de Gambela, en la frontera con Sudán del Sur, se viven muchos problemas (pobreza, fuertes tensiones étnicas, ausencia de industria e infraestructuras), pero no representan ningún problema las relaciones entre los cristianos y los musulmanes. «Aquí la religión no es motivo de división. La convivencia entre los fieles es serena. Y diría aún más: es natural, en el sentido de que no es objeto de reflexión: simplemente sucede. Y estamos muy felices de ello», dice el padre Arístides Marcandalli, salesiano de 53 años que llegó a Etiopía hace 25 años.

 

Por: Cristina Uguccioni

El P. Arístides ha vivido en cinco misiones ubicadas en diferentes regiones del país: ahora vive en la ciudad de Gambela, capital de la homónima región. Los habitantes son 350 mil, de los cuales 25 mil son musulmanes. Presentes desde hace unos 20 años, los católicos, considerando también a las comunidades de las trece parroquias de los alrededores, son otros 25 mil. La mayor parte de la población es protestante y ortodoxa. En la región también hay cuatro campos para refugiados que albergan a 400 mil personas que han huido del Sudán del Sur postrado por la guerra.

Pertenencia étnica

En la región de Gambela, las principales etnias son cinco: todas nilotas, a las que se suman otros grupos de personas de otras regiones de Etiopía, que pertenecen a las etnias tradicionales: entre todas ellas se han registrado, hasta hace dos años, tensiones violentas provocadas principalmente por razones políticas o económicas (relacionadas con la propiedad de la tierra). «Nosotros, los misioneros salesianos» prosigue el padre Arístides, «nos comprometemos para sostener e impulsar las buenas relaciones entre los cristianos y los musulmanes, así como a favorecer relaciones serenas entre las diferentes etnias. En esta obra, la escuela desempeña un papel insustituible».

Las escuelas

En Gambella el padre Arístides es el párroco de la catedral y, con la ayuda de otros dos hermanos, coordina el Don Bosco Techniacl College, un instituto profesional al que asisten 150 jóvenes, y la escuela que recibe a 720 niños y chicos de entre 7 y 17 años. El oratorio, que propone también una escuela de fútbol muy frecuentada, durante los años se ha convertido en un punto de referencia para más de 1500 jóvenes. «Tanto los chicos como los enseñantes de las escuelas son cristianos y musulmanes, y las relaciones entre ellos son óptimas», subraya el padre Arístides, que añade: «el sistema educativo salesiano promueve la integración, el respeto y la aceptación de la diversidad, y todo ello contribuye en la construcción de la convivencia pacífica entre las etnias diferentes que constituye una prioridad en Etiopía. Estudiando, jugando, haciendo deporte juntos, los chicos aprenden a quererse, a respetarse descubriendo que la pertenencia étnica constituye una riqueza. Toda la Iglesia católica etíope está comprometida en este esfuerzo educativo: se han puesto en marcha programas específicos, por ejemplo, uno llamado “Justice and Peace”, que pretende promover la justicia y la paz entre los jóvenes».

Lucha contra la trata

Los salesianos están también comprometidos en la campaña en contra del tráfico de seres humanos: en esta región, el éxodo de los migrantes no es masivo como en otras zonas del país, pero la tentación de dejar todo y buscar trabajo en el Occidente está muy presente entre los jóvenes, dice el padre Arístides: «Nosotros trabajamos para detener la inmigración ilegal, explicando a los chicos los peligros a los que se exponen durante el viaje y las dificultades que encontrarán cuando lleguen a Europa. Y tratamos, mediante la escuela, de ofrecer una formación de calidad que les permita encontrar un trabajo aquí».

Los campos para refugiados

En la región de Gambela es imponente la llegada de personas de Sudán del Sur, que huyen de la violencia y de la pobreza. Los salesianos trabajan en los cuatro campos para prófugos, ofreciendo asistencia espiritual y garantizando formación: los maestros del instituto técnico ofrecen cursos intensivos (de carpintería o de mecánica) para los prófugos, con el objetivo de permitirles poner en marcha pequeñas actividades.

Las relaciones en Etiopía

En relación con las relaciones entre musulmanes y cristianos en Etiopía, el padre Arístides explica que la convivencia es serena en muchas zonas del país. Pero no en todas. «En algunas áreas, en diferentes periodos, se han registrado tensiones. El gobierno es particularmente sensible a este argumento e interviene cada vez con rapidez para favorecer la reconciliación. Actúa también a nivel público, mediante los medios de información, para animar la convivencia pacífica. Además, a nivel nacional y local, las autoridades se encuentran con regularidad con los representantes de las diferentes religiones para razonar juntos sobre los problemas en común y demostrar a la población que la colaboración es posible y que existe. Se puede decir que en algunas zonas de Etiopía la convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes es un objetivo aún por alcanzar, pero es cierto que durante los últimos 25 años la situación ha progresivamente mejorado: cristianos y musulmanes han trabajado mucho juntos para conocerse y han aprendido a encontrarse y trabajar unidos para afrontar juntos los problemas y los desafíos que el país debe afrontar».

La ayuda de los musulmanes

El padre Arístides, que tiene diferentes amigos musulmanes, cuenta que ha recibido ayuda en más de una ocasión por parte de personas de religión islámica. «Por ejemplo –cuenta–, hace años fuimos invitados por una pequeña comunidad católica a abrir una misión precisamente en una zona de mayoría musulmana y fueron las autoridades musulmanes (al conocer nuestras exigencias) las que nos ofrecieron el terreno en el que podíamos construir la capilla y nuestras estructuras. Me quedé muy sorprendido por su disponibilidad».

El amigo musulmán

Entre los amigos musulmanes del padre Arístides está Nuriye Yesufed, de 30 años, casado y padre de un niño. Trabaja como secretario en el Don Bosco Technical College, después de haber sido profesor de informática. Aquí, dice, siempre se ha encontrado a gusto, se ha sentido acogido, «como uno de familia», desde que era un joven estudiante de informática cuando tenía 18 años. «Nunca he sufrido ninguna discriminación: ningún musulmán aquí es discriminado. Me gusta mucho trabajar con los salesianos, porque comparto su misión: la educación integral de los jóvenes, una educación que les ofrece los instrumentos indispensables para construir una vida buena. La escuela desempeña esta labor mediante proyectos, como el grupo Justice and Peace y Stop Human Trafficking, que crean una cultura logrando involucrar a un número cada vez más grande de personas cristianas y musulmanas. La educación es instrumento privilegiado para superar visiones reducidas».

Fuente: http://www.lastampa.it 

Related items

Este sitio utiliza cookies, para mejorar la experiencia del usuario y por motivos estadísticos. Al entrar en esta página declaro que estoy de acuerdo con el uso de cookies. para saber más o negarse a usar este servicio has clic en el botón "Más informaciones"