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RMG – Padre Costantino Vendrame, Apóstol del Sagrado Corazón
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19 Junio 2020

(ANS - Roma) - Para el Padre Constantino Vendrame, misionero con la fuerza de la fe y la persuasiva dulzura de la caridad, el Sagrado Corazón lo era todo. Propagó su devoción, uniéndola a María Auxiliadora. El 14 de octubre de 1924, mientras esperaba embarcarse hacia la India, escribió en el reverso de un pequeño cuadro: “Sagrado Corazón de Jesús, todo lo que te he confiado, todo lo que he esperado de Ti, nunca he quedado defraudado”.

Poco después, ya en el barco, meditaba sobre “El encuentro con el Rey del Amor”. Era una obra centrada en el “gran amor con el que nos ama Jesús”. Todo está aquí: todo el Evangelio, toda la Ley. “Te amé más que a mi vida, porque di mi vida por ti; porque diste tu vida y la diste totalmente por nosotros”. Esta fue la preparación del Padre Vendrame en el desembarco a la India: mirar el amor de Jesús, imitarlo. Ese será su éxito total, que Jesús sea amado.

A partir de aquel momento, el Padre Vendrame será, para miles de personas, el “Jesús que pasa”. No solo un predicador, sino uno en el que el Verbo se hizo carne, un libro donde se pueda leer para entender quién es Cristo.

“Recordamos al Padre Vendrame como un sacerdote que nos amó con el corazón de Cristo, cálido y humano, fuerte y fiel, y listo para dar su vida por todos. Ningún sacrificio fue demasiado para él en su trabajo como pastor de almas”, refrenda un misionero.

“El Padre Costantino como Don Bosco no se pertenecía a sí mismo; pertenecía a todos y todos tenían derecho a ‘aprovecharse de él’, a 'comérselo', dijo el Santo Cura de Ars”.

Mons. Oreste Marengo, manifestó sobre el siervo de Dios: “El Padre Vendrame es para mí era un Salesiano como Don Bosco, porque pensaba, hablaba y juzgaba siempre en términos de salvar almas. Era una persona que no pensaba en sí mismo. [...] En el Sagrado Corazón de Jesús colmó su sed de almas. Era austero y se compadecía por los pobres”.

En los años 30, el Padre Vendrame decidió dedicar al Sagrado Corazón la iglesia que quería construir en Mawlai. Con ese santuario suyo, Mawlai se convirtió en un centro de irradiación del Sagrado Corazón en toda la zona, pero al Padre Costantino le interesaban las almas que se dejaban “reinar” por Jesús.

Ya enfermo, mientras lo transportaban al hospital, dijo: “Valió la pena sufrir para ver tantos triunfos de la gracia!”.

El Padre Vendrame vivió la fatiga, el hambre, la sed, la soledad, a veces el desprecio y el rechazo. Pero su vida era totalmente para otros. Era el Sagrado Corazón que inspiró toda su misión, la de Jesús Cuerpo entregado y su Sangre derramada, que recibía, daba y adoraba, rezando por la noche, finalmente a solas ante el Sagrario.

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