El Desayunador Salesiano es una de las obras más jóvenes del PST, pero es la más conocida.
“Nos caracterizamos por el servicio que ofrecemos a la comunidad, brindamos comida, despensas, servicio médico y psicológico, asesoría legal, también tenemos un albergue para hombres. Atendemos a migrantes, deportados, gente en situación de calle, familias completas y personas de la tercera edad. Durante años hemos visto a mucha gente sufrir por la falta de oportunidades y en la pandemia de coronavirus aumentó la población necesitada”, afirman los responsables del PST.
Al inicio de la contingencia los servicios fueron reducidos quedando solamente la entrega de alimentos y el servicio médico; Claudia Portela coordinadora del Desayunador, recuerda que una mañana salió y avisó a los usuarios que la modalidad de atención iba a ser diferente, que tenían que seguir algunas reglas: formarse como lo hacen todas las mañanas pero antes de entrar tenían que lavarse las manos (adaptaron unas cubetas como si fueran lavabos), ponerse gel antibacterial y después pasar a recoger la comida en diferentes lugares: en el primero se entregan las cajitas desechables, luego una bolsa con pan, cubiertos y servilletas y al final la bebida.
Sin olvidar que la pandemia afectó el PST también como asociación civil: las donaciones bajaron, los voluntarios empezaron a irse por temor al contagio, no se daba abasto y cada día en cambio de 800 usuarios se pasó a atender a unas 2.000 personas.
Frente a la situación, el PST señala que se acercó a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales: “Por ejemplo a nivel municipal la 'Atención al Migrante', que en ese momento tenía como Directora a Melba, pidió a muchos albergues que apoyaran con una cuota mensual para comprar productos en supermercado El Florido.
En cambio a nivel estatal, la Secretaría de Desarrollo nos entregó despensas; la esposa del alcaide mandaba burritos; y organizaciones como ACNUR, OIM y Amnistía Internacional, en general, nos apoyaron muchísimo brindando información sobre la pandemia y donaron cabinas para aislar a las personas que padecieran síntomas de coronavirus. También debemos destacar el apoyo de muchos bienhechores y de la sociedad en general, ya que muchos se acercaron, preguntaron por nuestras necesidades, nos donaron termómetros, mascarillas y sanificaron el desayunador”.
A un año de la pandemia se puede decir que el PST vive al día. “Nos preocupan nuestros colegios, nuestros niños, niñas y jóvenes, porque muchos de ellos han dejado de estudiar por falta de recursos, entretanto en el desayunador seguimos atendiendo y poco a poco vamos incorporando otros servicios como el corte de cabello”, concluyen los responsables del Proyecto.