Francia - Una cuestión educativa: "¡En la familia no se consigue hablar!"
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17 Mayo 2018

(ANS - Lyon) - Si el desarrollo del espíritu crítico está en el centro de la misión educativa de la escuela, también es central para las familias educar. ¿Cómo es la interacción en la familia? ¿Cómo dar espacio a las palabras que tienen los niños? De esta manera los padres se refieren a las reglas que han adoptado en sus hogares.

El primer imperativo es nunca jugar con las cosas que digan los niños. Don Bosco nos invita a tomar una actitud positiva, incluso cuando no estamos de acuerdo. Lo más difícil es escuchar al niño, respetar su palabra, no denigrarla.

El segundo imperativo es preocuparse por la explicación. Los padres toman decisiones, toman decisiones para toda la familia. Pero también deben tener cuidado cuando se tiene la necesidad de explicar. Dar significado a las decisiones que se realizan en la familia, ayuda al niño a construir sus propias elecciones en el futuro.

El lugar privilegiado para hablar es la mesa. “Comenzamos desde una situación vivida, un tema en el aula o una pregunta que nos han hecho, y todos se toman el tiempo para expresarse, para ser escuchados y escuchar sin necesariamente reaccionar", explica Agnès, madre de cuatro hijos de Lyon.

"Y tú, ¿qué piensas?" Esta es la frase más utilizada en la mesa de la familia de Helen. Lo importante es regular el discurso entre los niños. Animar a aquellos que no hablan, para asegurar que aquellos que hablan todo el tiempo también escuchen. “Todos tienen derecho a estar de acuerdo o en desacuerdo" es otro punto importante en la relación con la familia.

“Cuando no hay nada que decir en particular, vamos a los 'Trois kifs', el título del libro de Florence Servan-Schreiber, publicado hace 8 años. Funciona bien para que todos puedan hablar: ¿Cuéntanos, qué es lo que has hecho hoy día? Muy a menudo llegan en la alfombra con los casos de conciencia, algún acontecimiento sucedió en el aula, las cuestiones de la justicia y la injusticia que han vivido en la escuela durante el día”, continúa Helen.

Es importante que el adulto no juzgue de inmediato, no dé soluciones demasiado rápido, no generalice con frases como "es siempre así", pero que permite que los niños se abran a la percepción de los demás, para asumir otros puntos de vista, para poder cuestionar lo que se está discutiendo.

Los padres obviamente deben tener las mismas cualidades. El discurso de un adulto es significativo cuando los niños se dan cuenta de que también él se ha molestado en escuchar a los demás y sopesar su opinión.

Fuente: Don Bosco Aujourd'hui

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