MENSAJE DEL RECTOR MAYOR
He visto en todo el mundo salesianos que defienden a los muchachos y jóvenes de tantos Herodes de nuestros días, y que siguen soñando, guiados por los ángeles, como Don Bosco.
He elegido este ambiguo título a mi saludo porque quiero referirme a un misionero salesiano que ha estado 18 meses secuestrado, y otros 34 salesianos de Don Bosco e Hijas de María Auxiliadora que se van a la misión en los diversos puntos del mundo. Desde aquel 11 de noviembre de 1875, han sido 148 los envíos misioneros en nuestra Familia Salesiana. Hay un profundo sentimiento de acción de gracias en ello.
Reciban mi cordial saludo, amigos lectores, y todos los miembros de nuestra querida Familia Salesiana. Quiero ofrecerles, acompañando la presentación de este número del boletín salesiano, una reflexión que me ha llegado desde la vida, y más en concreto, como lección de la naturaleza.
En una buena parte del mundo el mes de septiembre es inicio de actividades académicas, y muchas familias organizan su vida en torno a esta realidad. En otras partes se sigue con el ritmo propio. Será el inicio del año nuevo el que determine los cambios. Pero en ambos casos, siempre se nos hace presente el cúmulo de posibilidades que se nos presentan. Y del modo más natural damos por supuesto que es normal amanecer cada día, disfrutar de buena salud, tener tantas oportunidades en la vida… pero no siempre es así ni lo es para todos.