Con la llegada del coronavirus a muchos países y a todo el mundo, los hospitales públicos y privados se percataron de una nueva realidad: no existen muchos ventiladores. Efectivamente, en muchos países no existen suficientes ventiladores médicos o pulmones artificiales para asistir a las personas que tengan dificultades extremas para respirar. Los fabricantes de estos aparatos dicen no tener la “capacidad para hacer frente a la demanda mundial”. La pregunta ¿Qué hacer? ¿Nos quedamos con los brazos cruzados? La respuesta de miles de expertos definitivamente fue un no rotundo.
El exalumno salesiano João Nascimento, a través de la red social Twitter, lanzó el desafío y en unas pocas horas cientos de expertos de varios campos respondieron a la llamada, y en unas pocas horas se convirtieron en miles.
Al periódico “Observer”, que avanzó con la difusión del proyecto, João Nascimento dijo que 2este proyecto es la mayor prueba de que la humanidad, cuando se reúne, no tiene barreras – pero señaló que – no es posible en absoluto avanzar con predicciones sobre resultados o aplicaciones inmediatas”.
João Nascimento estudia actualmente Neurociencias y Filosofía en la Universidad de Harvard y es el mentor del “Proyecto Open Air”, basado en la Plataforma Slack y con varios canales de discusión.
¿Cómo surgió la idea y cómo empezó el proyecto de los ventiladores mecánicos?, Le preguntó la periodista Laura Cordeiro. “Soy una de esas personas que es incapaz de quedarse quieto o esperar que las cosas sucedan. – explica João Nascimento – Obviamente, ante una pandemia mundial pensé en desmontar el problema: ¿cuál es la razón principal de las muertes? ¿Cuál es la razón de la falta de ventiladores? ¿Perecerá la humanidad porque falta una máquina? Empecé a pensar en la máquina, que está hecha esencialmente de material plástico, lo que nos lleva inmediatamente a la idea de que se produce a partir de un molde y, por consiguiente, puede ser reproducida con la tecnología 3D… Así es como llegué a twitter: buscando ventiladores de código abierto”.
“No soy el creador de nada -explica el exalumno – solo me uní a la gente que ya estaba pensando en ello y sugerí que nos organizáramos. El mérito es totalmente de los que trabajan en esto, investigando y buscando soluciones”.
