Lubumbashi, la segunda ciudad más grande del país, aún no ha registrado ningún caso. Pero desde el 19 de marzo las autoridades también han impuesto allí diversas medidas preventivas. Pero no son bien vistas por todos, porque las restricciones para algunas personas parecen un peor remedio que el mal, especialmente para los que viven del trabajo o de la economía informal: “Incluso si tenemos que implementar medidas de seguridad, todavía tenemos que dejar que la gente trabaje. Así que todos los hombres y mujeres deben salir a comer algo. Si no hay casos de coronavirus y nos piden que nos quedemos en casa, ¿cómo viviremos?”, expresa un residente de Lubumbashi.
“Por nuestra parte - continúa el P. Meert - tratamos de concientizar y proteger a los jóvenes y a los niños tanto como sea posible, enseñándoles cómo protegerse a sí mismos y a los educadores”.
Para los jóvenes que se encuentran actualmente en Bakanja-Ville, los Salesianos se han esforzado en hacer más atractivas las restricciones: “Hemos propuesto una nueva forma de saludarnos: con los pies o los codos. Es diversión garantizada”, dice el Salesiano.
Y mientras se explicaba a los niños la importancia de lavarse las manos regularmente, dos voluntarios del centro cosían máscaras para todos los jóvenes y para los educadores. Una última medida tomada es la limpieza diaria del centro, las diferentes habitaciones se desinfectan cada día.
Pero el pensamiento de los Salesianos de Don Bosco también va a los jóvenes que viven en la calle. Al no poder acogerlos en Bakanja, para no poner en peligro a los otros chicos que ya están dentro, los Salesianos han realizado varias patrullas por la ciudad. El P. Meert explica: “Hablamos durante media hora con cada grupo y nos aseguramos de que estén atentos para evitar el contagio. Les hemos indicado un hospital que puede recibirlos en caso de problemas, ya que muchos están acostumbrados a acudir a nuestra obra para recibir tratamiento”.
Emulados como Don Bosco, que durante la epidemia de cólera en Turín había desplegado a sus muchachos en las calles para ayudar a los enfermos, los Salesianos también tienen en mente un programa de distribución de alimentos y jabón para los jóvenes necesitados. “No seríamos Salesianos si no tomáramos ejemplo de Don Bosco”, concluyó el misionero.