Los destinatarios no son pocos: 114 familias, que suman 378 personas, de las cuales 195 son menores de edad. El 28% de las familias son migrantes, provenientes de 10 países diferentes. Entre esas familias también están tres de los cuatro núcleos que acogió la Fundación Salesiana en 2016 como parte del programa de reubicación de refugiados dentro de la Unión Europea.
“Aunque nuestra participación en el programa terminó en marzo de 2018, en este momento seguimos acompañándolos como lo hacemos con muchas otras familias migrantes”, explica Alexandra Constantino, responsable de SolSal Lisboa y coordinadora, junto con el sacerdote salesiano Álvaro Lago, de las Obras y Servicios Sociales Salesianos a nivel nacional.
“SolSal” es también una de las entidades que se han sumado a la Plataforma de Apoyo a Refugiados (PAR), iniciativa de la sociedad civil para organizar la recepción de refugiados según un modelo de integración comunitario, en lugar de hacerlo en los centros de refugiados. Todos los niños y jóvenes de estas familias estudian, ya sea en las escuelas de la Fundación Salesiana, o en los institutos públicos, sin demasiadas dificultades.
A nivel de habitación siguen viviendo en casas otorgadas o de la Fundación Salesiana. Solo uno de los adultos está actualmente desocupado, todos los demás tienen trabajo a tiempo completo o a tiempo parcial. Por lo que se refiere a la atención sanitaria, todos ellos están registrados y tiene fácil acceso a las visitas médicas y consultas.
Además del apoyo financiero, está la distribución de canastas con productos de primera necesidad y alimentos. Los beneficiarios de SolSal tienen incluso acceso a programas de orientación familiar, para la promoción de habilidades, apoyo psicológico, actividades de educación de los padres, laboratorios de cocina y economía familiar.
En concreto a las familias inmigrantes, SolSal brinda apoyo para acceder a los servicios de la administración pública. “Una de las mayores dificultades para estas familias –añade la doctora Domingues- es acceder al apoyo brindado por el Estado, así como ocuparse de la renovación de los documentos de identificación y los permisos de residencia”.
Otro aspecto destacable en el que interviene SolSal es la integración e inclusión social de los migrantes, con lecciones de portugués y sesiones de conversación para el aprendizaje de idiomas, y con el programa "Mentoria Familiar Impacto", que promueve encuentros con familias portuguesas.
La pandemia impuso mayores dificultades al Servicio SolSal, pero eso no los detuvo. “Nuestra mayor victoria fue la de haber mantenido las puertas abiertas, a pesar de todos los cambios que fue necesario hacer en el funcionamiento del servicio”, prosigue la psicóloga. Y loable es el testimonio de Antonia Andrade, una mujer caboverdiana que conoció a SolSal hace ocho años y ahora es voluntaria y ayuda en la recolección y distribución de bienes a las familias necesitadas.
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