“Después de haber estado siempre en pequeños pueblos, en el campo de trabajo -escribe el padre Corselli- a la edad de 76 años, me nombraron director aquí en Ankililoaka. Para nosotros es importante estar cerca de la gente. En nuestra comunidad nos esforzamos por realizar una obra de evangelización y promoción humana tratando de educar a los jóvenes y a la población para trabajar juntos, estimulándolos a reflexionar y buscar su propia autonomía.
El principal problema -prosigue el misionero- es el agua, que lamentablemente en los últimos años hemos visto disminuir de manera espectacular. Las lluvias han disminuido y para una población agrícola que espera todo de las precipitaciones se vuelve problemático llegar a final de mes. Este año no llovió casi nada y la gente recolectó poco.
En su estructura social, la población conserva muchas características de la vida de pueblo. La mayoría conserva las tradiciones de los antepasados. Además se ha sumado la pandemia del Coronavirus, que sigue haciendo estragos y ha aumentado las restricciones, que para las personas que viven al día, se vuelven insoportables”.
“Por supuesto -explica el padre Giovanni- en este contexto, lo último en lo que piensan los padres es en la educación de sus hijos. A pesar de la presencia y el uso de las redes sociales, la población no está muy abierta al mundo exterior. Esto crea muchas dificultades para la educación y la evangelización, nuestros principales objetivos. Por eso, tratamos de que los pequeños estudien, de educar a los padres e, indirectamente, de orientarlos hacia actividades rentables de diversa índole para que sean autónomos. En Ankililoaka tenemos en las aldeas 14 escuelas primarias, con una población escolar de 2.599 alumnos, una escuela secundaria grande y una escuela secundaria con alrededor de 750 alumnos. Además, las Hermanas Trinitarias de Valenza, que trabajan con nosotros, dirigen un dispensario y una escuela primaria y jardín de infancia con unos 700 alumnos ".
"Dondequiera haya trabajado-concluye el misionero - tanto en Tulear en el contexto de las actividades parroquiales y de animación vecinal, escuela vocacional, promoción de la mujer, escuela primaria de recuperación, como en Benaneviky, un distrito misionero muy extenso de primera evangelización, con dificultades en la conexión, escuelas primarias en los pueblos, construcción de pozos, he visto que somos un punto de referencia para la gente, y que necesitan ser ayudados, animados, incentivados y apoyados.
No nos desanimamos y nos encomendamos al Señor y a la Virgen María Auxiliadora y aunque el progreso sea muy lento seguimos luchando y dando ánimo”.
Fuente: Fides
