Los tres días de retiro, proponen rezar, reflexionar y compartir, ubicándose en la espiritualidad de San José de quien se celebra el 150 aniversario de la proclamación como Patrono de la Iglesia Universal. Entonces, ¿qué mejor ocasión para volver una vez más a la escuela de Nazaret y permanecer espiritualmente con la Sagrada Familia para convertirnos en "familias santas"?

La contemplación de San José y su vida silenciosa y casta, en los ejercicios espirituales encaja perfectamente con la espiritualidad de la ADMA, que mantiene su mirada fija en Jesús y María y pretende hacerlos presentes en los hogares de sus miembros, para poder admirarlos, amarlos y servirlos. Es en esta perspectiva y con este fin que la condición vivida por las familias participantes en los retiros encuentra todo su sentido: un marco de "familia de familias", intergeneracional que se encuentra al completo, desde los jóvenes hasta las personas con más edad, para escuchar la catequesis de los sacerdotes, mientras los animadores se ocupan de los niños con dedicación, en un intercambio recíproco y de gran participación.

Así, cada día de ejercicios está marcado por momentos de reflexión personal, en pareja y finalmente en grupos pequeños, siempre de acuerdo con las normas vigentes contra la pandemia.

Además, la jornada de retiro gira en torno a la Adoración Eucarística, el Rosario y la Misa, así como la posibilidad de la confesión personal: todo mientras los niños, además de jugar, hacen videos para testimoniar los momentos vividos y las catequesis que escucharon de sus animadores.

En este círculo virtuoso, la figura de San José, padre en la obediencia y acogida, se vuelve  un ejemplo para todas las personas y familias que en este tiempo de pandemia han sabido amar de forma discreta y silenciosa, pero no por ello menos presente.

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