Mira, como prefiere que la llamen, había regresado con su familia a su tierra natal en 2012. Y recuerda bien este 24 de febrero de 2022, día que “conmocionó la vida de todos nosotros, sin importar si somos ricos o pobres. Nunca pensé que pudiera pasar algo así… En pleno siglo XXI, tener que huir de mi país, y además tener que hacerlo corriendo”.
Del día en el que se escapó recuerda el miedo y la desorientación, así como la pena que le causó a su hermanito. “Fue una mañana que recuerdo con escalofríos, estábamos todos llenos de estrés, nerviosos y preocupados -continúa la joven-. En ese momento no sabía que hacer. Corría sin entender por dónde empezar. Una cosa tenía clara, que lo más importante era llevar los documentos. Luego me calmé y comencé a empacar. Puse algunas cosas para mi y otras para mi hermano Alexandre de 8 años. Recuerdo con qué insistencia me pedía que llevara algunos juguetes, pero yo, con el estrés que llevaba en ese momento, a todo lo que me pedía respondía: '¡No, Alexandre, no! ¡Tenemos que darnos prisa!'".
Mientras ponía las cosas en la maleta se me escapaban las lágrimas. Y todavía más difícil fue despedirme de los familiares que no pudieron salir de Ucrania. “Los últimos abrazos y besos que le di a mis abuelos me hacen llorar cada vez que lo pienso”, dice lamentando que no sabe cuándo los volverá a ver y si los volverá a ver con vida.
Ahora su hermano pequeño Alexandre y su madre han regresado a Portugal, mientras que ella se ha refugiado en Praga. Su papá, en cambio, tuvo que quedarse para servir a su país en este tiempo de guerra.
En medio del sufrimiento, el único consuelo de Mira para los demás familiares en el extranjero es estar a salvo. “Sí, hoy estamos lejos de nuestro país, pero también del terror que allí se vive… Cada día la situación es más terrible: niños, bebés, mujeres embarazadas, así como el resto de la población se está muriendo. Gente que simplemente quería vivir en paz…”, denuncia la joven.
La bienvenida y el cariño que recibió hace años cuando llegó a Portugal siendo una niña no los ha olvidado, más aún, ahora los siente con más fuerza que nunca. "Hice amistades que continúan desde el primer día de clases hasta hoy y recuerdo que poco tiempo después de llegar le dije a mi madre: 'Mamá, la gente de este país es muy linda'"... Y ahora otra vez debido a la guerra en Ucrania vuelvo a sentir un tremendo apoyo, de gente encantadora, con un corazón enorme, que no tenían la obligación de ayudarme ni a mí y ni a mi familia. No me cansaré de repetirlo, este apoyo y ayuda significan mucho para mí”.
Entre las personas e instituciones que ayudan a los refugiados ucranianos se encuentra también "Missão Don Bosco", que desde los primeros días después del estallido de la guerra ha activado su propia campaña de recaudación de fondos. La Procura ya ha realizado varios envíos de la ayuda recaudada y lo sigue haciendo.
