El Instituto Don Bosco, que se ocupa del apoyo a menores no acompañados, ha creado de hecho un sistema de patrocinio para jóvenes inmigrantes, sean menores o con poco más de 18 años, con el fin de facilitar su integración en el territorio. El proyecto, lanzado hace unos seis meses desde la sede de Tulle, se llama de forma muy evocadora: “Un padrino para el mañana”.
Desde hace varios años, el Instituto gestiona una plataforma de recepción de menores no acompañados, financiada por el Departamento de Corrèze. Actualmente hospeda a unos sesenta jóvenes inmigrantes de Bangladesh, Pakistán, Malí, Guinea y de otros países, que se han instalado en Tulle y Brive.
Para facilitar su integración, el Instituto ha ideado un sistema de patrocinio basado en una propuesta singular, que potencia actividades lúdicas, deportivas o culturales. “Los padrinos o madrinas de los chicos se comprometen de compartir un momento del día con ellos, ligado al deporte, al arte o a la cultura. E intentamos que sea alguna actividad ya presente y habitual en la vida de los padrinos, para que no tengan que sumar un nuevo compromiso”, explica Ségolène Girardet, responsable de llevar a cabo esta misión.
"Es muy simple. Se trata de ofrecerles una actividad para hacer juntos de dos a cuatro veces al mes. ¡Siempre que estén de acuerdo, por supuesto! ¡No es un servicio militar cultural!”, bromea Marie-Andrée, una mujer jubilada muy involucrada en la vida local, que sin embargo se toma muy en serio su papel de madrina con Abdoulie y Mamadou, a quienes, por ejemplo, acompaña a menudo al cine.
Para Mamadou, tener a alguien que lo acompañe en esta etapa radicalmente nueva de su vida es algo precioso: "Cuando alguien viene del extranjero, sin tener a sus padres cerca, nuestra madrina en realidad representa a nuestra madre", dice.
Aïcha, por su parte, es la madrina de Samuel, que acaba de cumplir 18 años, pero aún no se ha integrado bien en el tejido social: "No me gusta estar todo el tiempo solo y creo que es bonito, en cambio, tener alguien con quien hablar, dialogar”, señala el joven, durante un partido de bolos al que acudió junto a su madrina, sus hijos y una amiga de ella.
“Si lo necesita, me avisará y lo iré a buscar. De lo contrario, cada uno sigue con su propia vida. No tengo ninguna obligación específica, se trata de pasar un buen rato juntos”, explica Aïcha.
Actualmente, ya se han concretado cinco relaciones de apadrinamiento, pero el Instituto Don Bosco espera poder crear muchas más: unos 30 jóvenes esperan encontrar a sus padrinos o madrinas.
Para más información, puede escribir a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.