El Prefecto del Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Marcello Semeraro, poco antes, en la Basílica de San Pedro, había presentado los perfiles de los dos apóstoles de la caridad profundamente dedicados a los enfermos, a los últimos, a los migrantes, a los muchos rostros de Cristo que sufre en la tierra.

“Ejemplos de vida cristiana y de santidad”, los definió el Papa, “para proponer a toda la Iglesia, especialmente considerando la situación de nuestro tiempo”. Para la Iglesia, especialmente en Argentina y en la localidad natal de Boretto (Reggio Emilia) y para toda la Familia Salesiana, esta es una noticia que llena el corazón de alegría.

“El testimonio de estos dos beatos -explica el cardenal Semeraro presentándolos a Francisco- llama la atención de los creyentes en Cristo sobre el tema de los migrantes que, como ha dicho varias veces el Papa, “si se integran pueden ayudar a respirar el aire de una diversidad que regenera la unidad; pueden nutrir el rostro de la catolicidad; pueden dar testimonio de la apostolicidad de la Iglesia; pueden generar historias de santidad”».

A continuación, el prefecto esbozó la vida de Giovanni Battista Scalabrini y Artemide Zatti, destacando en el primero la pastoral hacia los migrantes “juzgada por muchos como profecía de una Iglesia cercana a la gente y a sus problemas concretos”. En el segundo, por ser “un auténtico intérprete del espíritu salesiano, con un temperamento afable y con la alegría que siempre le acompañó, incluso en las circunstancias más difíciles”.

“Artemide Zatti vivió tanto la experiencia del migrante como la de la enfermedad, testimoniando en ellas la fuerza salvadora de la Pascua y esa alegría que caracteriza el estilo de Don Bosco y que impregna a toda la Familia Salesiana de la que formaba parte” explicó el padre Pierluigi Cameroni, Postulador General.

Añadió que “es un modelo de santidad particularmente actual en estos tiempos marcados por la pandemia y en los que muchos se ven obligados a abandonar su patria y por eso su canonización será para muchos una celebración, de un nuevo santo cercano a los que sufren y no sólo porque utilizó su vida por ellos, sino porque vivió sobre sí mismo la experiencia de la enfermedad, madurando una extraordinaria sensibilidad hacia los enfermos y sin perder nunca la esperanza y la alegría”.

En este evento participaron varios salesianos y miembros de la Familia Salesiana, en comunión con los cardenales salesianos presentes en Roma con motivo del consistorio ordinario.

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