El trabajo con los refugiados de Sudán comenzó en el año 2000, cuando algunos de ellos llegaron a la iglesia animada por los Hijos de Don Bosco, buscando la posibilidad de celebrar la Eucaristía en el rito latino. La comunidad salesiana obviamente los recibió con los brazos abiertos. Inicialmente fueron los Padres Combonianos quienes se ocuparon del trabajo con los refugiados, pero poco a poco fueron pasando todo el apostolado a la comunidad salesiana. Además, hace unos años, la iglesia salesiana fue elevada a parroquia, y por tanto se convirtió en lugar de celebración de bautizos, matrimonios y otros sacramentos para la comunidad sudanesa. Hoy, Zeitun es uno de los 5 centros de refugiados sudaneses administrados por la Iglesia Católica en El Cairo.

Dado que el espacio disponible es muy limitado, el "Oratorio Don Bosco" organiza actividades para ellos tres días por semana, gracias a la colaboración de animadores sudaneses. Al oratorio asisten una media de 250 niños; las madres de la juventud oratoriana también tienen sus encuentros; en cambio algunos de los adultos que frecuentan Zeitun habían conocido a Don Bosco en Jartum o a los salesianos activos en Sudán.

Durante los otros tres días en los que no se trabaja con refugiados sudaneses, el oratorio de Zeitun organiza actividades para otros tantos jóvenes del barrio.

Durante el encuentro con los animadores del centro -sean jóvenes egipcios que sudaneses- el padre Maravilla les animó en su servicio misionero hacia los oratorianos.

 Las dos misas parroquiales dominicales, justo antes del mediodía y al final de la tarde, están animadas por la comunidad sudanesa y asisten muchos católicos sudaneses, hasta 3.000 fieles durante las celebraciones principales. Durante la misa que celebró por ellos, el padre Maravilla agradeció a los refugiados sudaneses el testimonio que dan con la vivacidad de su fe cristiana y los animó a “mantener viva la fe en Jesucristo, fuente de nuestra fuerza interior ante las pruebas y los problemas de la vida".

 El padre Maravilla también animó a los papás a “compartir la fe con sus hijos y enviarlos al oratorio salesiano, donde podrán crecer en la fe y aprender las habilidades para integrarse en la sociedad egipcia”.

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