El aumento de la tasa de embarazo entre adolescentes en Ruanda ha visto un crecimiento exponencial en los últimos años, pasando a representar un gran obstáculo para el desarrollo social y económico, especialmente entre los sectores más pobres de la población. Una mujer joven soltera que queda embarazada (consensualmente o no) es excluida de la sociedad como una situación inaceptable para la cultura ruandesa. Las niñas se encuentran así solas, vulnerables, teniendo que hacer frente a dificultades financieras, de gestión y de salud.
En tal estado también se encuentran los jóvenes en situación de vulnerabilidad, fenómeno que se repite en casi todos los centros urbanos del país, la mayoría de las veces provocado por situaciones familiares difíciles (maltrato y violencia) y por la pobreza extrema. La condición de estos niños se caracteriza por una continua vulneración de sus derechos: a la educación, salud, protección, alimentación, y el de vivir con los propios papás.
El Centro de Formación Profesional de Rango, fundado por la comunidad salesiana al final del terrible genocidio de 1994, destinado ayudar a jóvenes sobrevivientes pobres y huérfanos a adquirir habilidades funcionales para obtener un trabajo, ofrece cursos de construcción, carpintería, soldadura y costura, cuyas clases están integradas mayoritariamente por madres solteras jóvenes y muy jóvenes, de entre 17 y 25 años en situación de pobreza y abandono.
El padre Remy Nsengiyumva, párroco salesiano de Rango, señaló que evaluando el contexto y las necesidades, emerge que muchas niñas abandonan sus estudios debido a la pobreza y se enfrentan a un embarazo no deseado. Para ayudarlos a ellas y a sus hijos, los salesianos han iniciado un curso de formación en sastrería de dos años, apoyado por formación empresarial y acompañado de un conjunto de herramientas básicas para iniciar un pequeño negocio generador de ingresos.
Gracias a este proyecto, cada una de las 40 jóvenes recibieron una máquina de coser y el material indispensable para montar una sencilla sastrería o taller de costura que pueda garantizar unos ingresos mínimos a sus pequeñas familias.
Además, gracias al programa "Ejo heza", los Hijos de Don Bosco de Rango lograron realizar las actividades de identificación de unos 80 niños de entre 9 y 17 años, el 40% de los cuales vivían en la calle y el 60% pasaban sus días vida en la calle y regresaba a su familia por la noche.
El proyecto salesiano logró obtener excelentes resultados, haciendo participar a 120 niños y apoyándolos con diversas actividades diarias, contando con la ayuda de los trabajadores sociales -para comprender el motivo que los impulsó a huir de casa y establecer una relación con sus familias-. Además de los cursos de alfabetización, formación y distribución de ropa, kits de higiene y alimentos.
También se organizaron a los grupos en situación análoga para apoyarlos en la construcción de relaciones entre los jóvenes y entretenerlos a través del deporte y la música.
Los salesianos están muy contentos con el resultado del proceso que duró un año y cuatro meses, que llevó a todos los niños a volver a la escuela (89 matriculados en primaria, 20 en secundaria y 11 en el centro de formación profesional) y a ponerse de acuerdo para regresar con sus familias.
Para más información, visite el sitio: www.missionidonbosco.org
