El vuelo nos llevó de Addis Abeba a Shire el jueves 2 de marzo de 2023. Desde Shire nos dirigimos a Makalle. En cada comunidad pudimos visitar los alrededores y tener un tiempo para compartir con los hermanos. El encuentro se centró en dos puntos: permitir a los hermanos expresar algunas de sus experiencias y sentimientos; compartir ideas sobre qué hacer ahora y qué soñar para el futuro.

Como Consejo de la Visitaduría, no tuvimos palabras suficientes para agradecer a los hermanos los testimonios que dieron al estar dos años con la gente en una situación tan inimaginable. No podían expresar todas sus experiencias y sentimientos. Las cosas que ocurrieron durante dos años parecen imposibles en el siglo XXI. Es tan triste que la humanidad haya caído tan bajo, que no hubiera voz para el sufrimiento de casi siete millones de personas sin escuelas, hospitales, teléfonos, transporte (tanto aéreo como terrestre)… bajo la amenaza constante de bombardeos y asesinatos. Nuestros hermanos, sin excepción, estaban con la gente. Las comunidades locales estaban muy agradecidas por la presencia de los Salesianos en medio de ellas en este momento crítico. No se trataba de lo que pudieran ofrecer materialmente -que, cuando era posible, era muy bueno-, sino de su simple presencia.

Los hermanos nos dijeron que se sentían realmente aislados de la Visitaduría y de toda la Congregación. Sentían que la comunicación no era suficiente, se sentían abandonados a sí mismos. Fueron sinceros y valientes al compartir lo que sentían. Al mismo tiempo, reconocían algunos esfuerzos realizados, pero el asedio era demasiado largo: permanecer asediados durante dos años es demasiado.

Nos dimos cuenta de que toda la población, incluidos nuestros hermanos, está gravemente traumatizada y que es necesario un proceso de curación sistemático.

Aunque las armas están silenciadas, todavía hay algunas zonas -de donde procede un buen número de hermanos- a las que no se puede acceder y los hermanos siguen sin tener noticias de sus familias. Las escuelas siguen sin abrir (y ya es el cuarto año); los bancos han reabierto oficialmente, pero hay pocas sucursales que funcionan y hay largas colas para recibir solo 2000-3000 birr (equivalentes a 30-50 euros); para volar hay muchas restricciones (para salir de Tigray hay que tener sesenta y cinco años o más, o cartas por motivos de salud o trabajo, y conseguir billetes por internet como para otros vuelos nacionales no es posible).

En cuanto a nosotros, los salesianos, empezamos con clases de refuerzo escolar en nuestras cuatro comunidades para los más pequeños. Al menos, los niños pueden quedarse en nuestros centros. Hay profesores (del sector académico o técnico), un buen número de voluntarios y estudiantes de institutos y universidades.

Al mismo tiempo, la Oficina Inspectorial y la Oficina de Planificación y Desarrollo (OPD) siguen apoyando a las personas necesitadas, especialmente en el norte, con alimentos y artículos no alimentarios. Estamos muy agradecidos a Don Bosco Network, que tan generosamente financia esta ayuda. Todos los miembros - la Fundación Don Bosco nel Mondo (Roma), Bosco Mondo (Bonn), Irlanda, Canadá, Australia, Turín, Volontariato Internazionale per lo Sviluppo (VIS)... - así como muchos donantes individuales nos han ayudado y nos siguen ayudando. La Procura Misionera Salesiana de New Rochelle (EE.UU.) ha intentado enviar alimentos a través de un contenedor, pero seguimos encontrando dificultades para importarlos. Un contenedor enviado como prueba con víveres sigue en Yibuti y no estamos seguros de poder obtener el permiso.

Ahora podemos dividir las necesidades entre aquellas de corto y de largo plazo. Por el momento, es necesaria una respuesta de emergencia con alimentos y suministros médicos, así como material deportivo y de papelería para los jóvenes que vienen a clases. Y el proceso de curación del trauma sufrido también debe empezar ahora y continuar.

A largo plazo, se tratará de la rehabilitación, la reconstrucción, la reanudación de las escuelas oficiales, la formación de los jóvenes desarmados, discapacitados o con trastornos mentales, etc. Nuestras cuatro comunidades están convencidas de que este proceso de paz continuará con el acuerdo firmado y que poco a poco se alcanzará la "normalidad". Están dispuestas a ofrecer cursos de formación de corta duración para muchos jóvenes, hombres y mujeres, en peluquería, informática, cocina, costura, soldadura, automovilismo, entre otros.

Pero los retos no faltan. Nuestras realidades no tienen toda la preparación necesaria en los campos, no están hechas para acoger a todo el mundo (inclusividad), tanto en lo que se refiere a las instalaciones como a la impartición de los cursos.

Esta comunicación tenía por objeto dar la noticia de que el Consejo de la AET pudo finalmente visitar a nuestros hermanos y comunidades del Norte, y poner de relieve la situación. 

Estamos muy agradecidos por vuestras oraciones, apoyo y comprensión.

Abba Lijo Vadakkan, SDB

Consejero de Visitas

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