Italia – Las "buenas noches" del Obispo Ryabukha a los Salesianos en la Sede Salesiana. Un testimonio sobre los milagros de María durante la guerra en Ucrania

24 Marzo 2023

(ANS - Roma) - La terrible realidad de la guerra, con violencia, bombardeos y miles de personas huyendo; pero también los milagros ocultos y silenciosos que sucedieron para tanta gente sencilla, la presencia constante de María Auxiliadora y el celo de un pastor por su rebaño que sufre. Todo esto se concentró en el pensamiento de "buenas noches" que Maksym Ryabukha, SDB, obispo auxiliar del arzobispado de Donetsk, ofreció hace unos días a los salesianos en la sede salesiana de Roma.

"Quiero dejar un testimonio sencillo: hasta el 21 de diciembre fui director de la casa salesiana de Kiev. Vivimos todo el asedio de la capital. Para mí fue como revivir la historia de Don Bosco", comenzó el prelado en un italiano fluido, dado que llegó a Italia con diecisiete años, tras terminar la escuela ucraniana postsoviética.

La casa de Kiev, que los salesianos no construyeron, sino que recibieron tal cual, tenía un centro juvenil único en la Iglesia local, pero carecía de sótano. "Cuando empezó la guerra, nos hicimos la pregunta: ¿dónde escondernos de los misiles y las bombas?", continúa.

Los terrenos de la casa salesiana lindan con una escuela estatal que, aunque vinculada al Patriarcado ortodoxo de Moscú, siempre ha mantenido una buena relación de vecindad con los salesianos. En las primeras semanas de la guerra, albergaba a 320 personas en su sótano. "El Director me llamaba a menudo para pedirme que fuera a hablar con la gente porque hay una depresión generalizada...".

Monseñor Ryabukha cuenta cómo durante sus visitas intentaba por todos los medios animar y apoyar a los necesitados. Como la ocasión en la que se encontró con una anciana con la mirada ausente y le preguntó si podía abrazarla, y cuando recibió su asentimiento, sintió que se "derretía" y volvía a la realidad entre sus manos. O diciéndoles: 'No sé si creéis o no, pero la casa que veis desde vuestras ventanas no es mía, es de la Virgen, así que en mi casa no pasará nada'. De hecho, Don Bosco ha prometido que toda persona que cruza el umbral de cualquier casa salesiana está bajo el cuidado de María Auxiliadora'. Pero como si os pasa algo aquí, acaba cayendo también en mi casa, podéis estar seguros de que la Virgen os tiene a todos también bajo su cuidado'.

Ciertamente, eran palabras de consuelo y apoyo para la gente asustada. Pero Monseñor Ryabukha también quiere subrayar otro hecho: "Desde el comienzo de la guerra a gran escala hasta hoy, no hay nadie entre las personas que han pasado por nuestra casa que haya muerto en la guerra. Esto para mí es un gran milagro".

La casa de Dnipro es ahora un centro que acoge a refugiados y desplazados de diversas partes del país. Actualmente, solo queda allí un salesiano, que lleva meses trabajando para acompañar a estas personas que huyen de la guerra. "Las historias que nos cuenta son a menudo aterradoras, pero hasta ahora ha conseguido salvar la vida de muchas personas, muchos chicos. Cree que esto también es una bendición que nos da Don Bosco".

Sobre su nombramiento episcopal como obispo de Donetsk, dice: "Quizás el Santo Padre me eligió porque sabe que los salesianos son buenos con los chicos más difíciles, y allí hay trabajo".

Y en cuanto a su apostolado, identifica dos grandes áreas para la "pastoral de la paternidad" que pretende llevar a cabo: "El ámbito parroquial, porque la presencia del sacerdote, así como la del obispo, sirve para hacer manifiesta y visible la presencia de Dios. Y luego también los militares: esa es otra 'parroquia' que hoy tengo en abundancia. Muchos de esos muchachos son exalumnos nuestros, padres o tíos de nuestros alumnos".

Uno de estos soldados -que formaba parte del contingente de defensa que protegía la capital ucraniana y que desde el comienzo de la guerra hasta mediados de julio solía acudir a la casa salesiana de Kiev para ducharse o cambiarse- se puso en contacto con Monseñor Ryabukha desde el frente. "Me escribió y, en cuanto pudo, también me telefoneó, para darme las gracias, y me dijo: 'Sé que rezas por nosotros'. Quedé atrapado en un bombardeo y la metralla de una bomba me atravesó la nariz. Unos centímetros más y hoy ya no estaría vivo. Fue un milagro de la Virgen, del que siempre nos hablaba". 

Las últimas palabras de Monseñor Ryabukha, al final, fueron solo de agradecimiento: "Quiero dar las gracias a todos vosotros, a la Congregación Salesiana, que desde este corazón en el centro nos permite a todos permanecer en el campo. Estamos unos con otros en esta misión que Don Bosco soñó y quiso darnos, y que no muere".

InfoANS

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