El año pasado, 'Missioni Don Bosco', la Procura Misionera Salesiana de Turín, con ocasión del Día Internacional de los Niños de la Calle, que se celebra el 12 de abril, había puesto en marcha un proyecto de ayuda a la misión salesiana de Makululu, destinado a garantizar comida, hospitalidad, atención médica y apoyo psicológico a otros noventa niños. Aproximadamente un año después, el padre Michael Wzietek, misionero salesiano polaco, director y ecónomo de la misión salesiana local, envió el informe del proyecto: los salesianos de la comunidad han conseguido continuar las actividades de identificación, acogida y ayuda a numerosos niños y chicos de la calle de la zona.
Gracias a la solidaridad internacional, ha sido posible sufragar los gastos de todo el personal - un trabajador social, dos cuidadores, un agente de divulgación, un cocinero y un conductor que se encargaba de todos los suministros - además de las necesidades básicas garantizadas a los jóvenes recién acogidos en el centro: ropa, comida, atención médica y apoyo psicológico. Los menores acogidos siguieron un curso de alfabetización y formación y, cuando las condiciones lo permitieron, los jóvenes fueron acogidos en un curso de reagrupación familiar.
Otra actividad muy valiosa fue la llamada "asistencia de proximidad", es decir, una intervención realizada dos veces por semana, en una primera fase en la calle, durante la cual los salesianos intentan tener un primer contacto con los jóvenes para informarles de los peligros de la calle e intentar acercarles a la casa salesiana; y en una segunda fase, con las familias de los menores abandonados o fugados, para empezar a conocer mejor la situación familiar y recabar toda la información posible que pueda ser útil para un futuro camino de reinserción.
Según los datos de los Salesianos de la comunidad de Makulu, hay unos cincuenta niños que duermen en las calles de Kabwe y casi cien que visitan regularmente la ciudad para mendigar y hacer pequeños trabajos - recogida y reventa de botellas y comercio de plástico o productos alimenticios, como verduras, pescado y fitumbuwa, buñuelos horneados propios del lugar.
"Los niños que han superado con éxito el proceso de reagrupación familiar siguen otro camino", explica el padre Wzietek, "se les visita con regularidad, y durante este periodo proporcionamos a los padres una especie de 'asesoramiento' para concientizarlos de la importancia de la paternidad y de los peligros de que los niños vivan en la calle, de modo que se haga todo lo posible para evitar que el niño vuelva a abandonar a su familia y su hogar".
La reintegración familiar conlleva muchos retos, y durante este tiempo los salesianos han experimentado muchos de ellos: algunas familias no aceptan a sus hijos debido a la situación en la que se encuentran, otros niños no pueden quedarse con sus padres por diversas razones - la mayoría de las veces debido al abuso del alcohol o a la falta de atención.
Por su parte, sin embargo, el padre Wzietek, junto con todos los salesianos y colaboradores laicos, no tiene dudas: "Continuaremos con las numerosas actividades de apoyo a los niños más vulnerables, ¡y estamos contentos con los resultados obtenidos hasta ahora! Gracias a todos los que nos han apoyado'.
Para más información, visite: www.missionidonbosco.org
