Cuando Wasium llegó al Centro Juvenil Don Bosco de Mekanissa, Etiopía, hace quince años, era un niño. Un niño extremadamente necesitado de cuidados, comida, protección que, acompañado de su joven madre, preocupada y desesperada porque no tenía medios para criar e incluso alimentar a su hijo y a sus hermanos pequeños, solo podía esperar encontrar acogida en la misión salesiana. Y así fue. Wasium, quizás por primera vez, se dio cuenta de que había un lugar para él, un hogar en el que crecer con tantos de sus compañeros, todos procedentes de familias pobres y de ambientes de profunda miseria y degradación, lo había.
Y en este hogar para él había también una gran familia, muchos religiosos que como padres cariñosos estaban allí por su bien. Un bien hecho de cuidados, comida, apoyo psicológico y humano y, sobre todo, educación. Esa educación que Wasium nunca podría haber recibido sin la ayuda de quienes apoyan la obra de los Salesianos en Mekanissa y, gracias a ella, dan a tantos niños vulnerables la certeza de poder salvarse, renacer y reconstruir su futuro.
Y, Wasium empezó a reconstruir su futuro desde el principio, asistiendo a la escuela primaria y luego a la secundaria, siempre con excelentes notas. Luego fue a la universidad, a la facultad de economía y comercio, e incluso aceptó pequeños trabajos que le permitieron ayudar a su familia durante sus estudios. Al terminar la universidad, primero encontró trabajo como profesor sustituto en una escuela pública y luego, merecidamente, consiguió un empleo en una institución bancaria de la capital, Addis Abeba.
Hoy Wasium ya no es un niño, sino una persona nueva, serena, satisfecha y agradecida por toda la ayuda recibida. Una ayuda que le cambió la vida.
Cuando Peter tenía solo nueve meses, su madre lo confió al cuidado de su abuela materna y luego desapareció de su vida. A los seis años, Peter perdió a su padre. Ninguno de sus familiares pudo enviarlo a la escuela y Peter pasó sus primeros siete años en la calle.
Pero gracias a la intervención de una tía, Peter fue enviado al orfanato salesiano "Children And Life Mission" (CALM) y, desde el primer día, pudo contar con toda la ayuda de los salesianos y con la importantísima solidaridad de quienes apoyan cada día la obra de Don Bosco en Uganda. Ni bien llegó, recibió los cuidados que necesitaba y fue matriculado en la escuela. Una escuela en la que redescubrió el deseo de estudiar, obtuvo muy buenas notas y siempre destacó por su compromiso y sus resultados. Hoy Peter asiste feliz a la escuela secundaria y regala a todos su sonrisa, su alegría y su gratitud por este viaje hacia un mañana de serenidad y alegría que está realizando.
Las historias de Wasium y Peter son hijas del programa de apoyo continuo "Tú eres el pan de cada día", un proyecto creado para acompañar a los niños más pobres y solitarios en los años más importantes de su vida, llevado a cabo por la Procura Misionera Salesiana de Turín "Missioni Don Bosco".
Para más información, visite: www.missionidonbosco.org
