Vaticano – “Tenía a la Virgen en el corazón”. La hermana Ana Rosa Sívori, HMA, cuenta la devoción de su primo Francisco

06 Mayo 2025
Foto ©: Vatican Media

(ANS – Ciudad del Vaticano) – El origen del vínculo del papa con la Virgen Salus Populi Romani y su capacidad de empatía con los más sufrientes en el testimonio de su prima, Hija de María Auxiliadora (HMA) y misionera en Tailandia.

La hermana Ana Rosa Sivori es Hija de María Auxiliadora, misionera desde hace sesenta años en Tailandia. El 26 de abril estaba entre los doscientos cincuenta mil llegados a la Plaza de San Pedro para dar el último adiós al papa Francisco, su primo. “Mi madre y su padre eran primos, así que nosotros somos primos segundos. Nuestras familias siempre estuvieron muy unidas. Mi papá le tenía un cariño especial y decía siempre que llegaría a ser papa”, cuenta la hermana Sívori, recordando los días en que aún vivía en Buenos Aires. Aprovecho para preguntarle si sabe de dónde viene la devoción del papa Francisco por el ícono de María Salus Populi Romani, que hemos visto en estos años como tan central en su fe. Cuenta cómo la devoción mariana fue un rasgo ya claramente arraigado en la vida del joven Jorge Mario Bergoglio.

La devoción mariana de Francisco

“La devoción mariana es algo propio de la familia. El papá era migrante y había dejado Italia. La abuela Rosa se había quedado en casa con ellos y fue ella quien puso en el corazón de nosotros, los nietos, el amor y la devoción por la Virgen. Él, yo y mis dos hermanos recibimos todos el bautismo en la basílica de María Auxiliadora. Y ese era el lugar al que iba cada 24 del mes: subía la escalera que lleva a la estatua de María Auxiliadora, se sentaba allí y rezaba solo”. Un año después —continúa la hermana Ana Rosa— “Jorge Mario fue a vivir con los salesianos cuando su madre estuvo enferma. Cualquier cosa se la pedía a la Virgen y decía a la gente que rezara a María, porque María actuaría y ayudaría. Tenía a la Virgen en el corazón”. Hasta su último viaje, que hizo a Santa María la Mayor, que tan a menudo lo acogió.

Siempre cerca de todos

Seguramente no ha pasado desapercibida en estos años de pontificado la capacidad relacional de Francisco: una capacidad poco común de tener presentes en la mente y el corazón a las personas y de hacerse presente. “No tenía un carácter fogoso como los jóvenes de hoy. Él siempre procuró ayudar al prójimo, fuera quien fuera. Siempre estaba cerca de quien sufría y se identificaba con los pobres, los que sufrían, los enfermos. Quería acercarse a todos, a todos, a todos”, recuerda la religiosa hablando de los años anteriores al pontificado.

El viaje apostólico a Tailandia

En noviembre de 2019 el papa Francisco realizó un viaje apostólico a Tailandia. En esa ocasión pidió al nuncio apostólico tener a su prima junto a él: “No sé por qué quiso que estuviera a su lado. Quizá al tratarse de una nación lejana, budista, con otra lengua, le dio consuelo tenerme cerca”. En Tailandia, país de mayoría budista con una pequeña comunidad católica de unas cuatrocientas mil personas, correspondientes al 0,5 % de la población, las Hijas de María Auxiliadora, instituto al que pertenece la hermana Sívori, gestionan seis escuelas. La más pequeña tiene mil quinientas alumnas, la más grande más de tres mil. “Los padres –explica la misionera– desean dar a sus hijas una buena educación y por eso eligen las escuelas católicas aunque sean budistas”. Recordando aquellos días del viaje apostólico, la religiosa rememora la sencillez de Francisco: “Con todos se comportó del mismo modo: budistas, católicos, jóvenes, autoridades. Habló de unidad, de fraternidad, del trabajo conjunto entre católicos y budistas, y esto fue muy apreciado por la población local, que aún lo recuerda. Ante la noticia de su muerte, en Tailandia hicieron una gran ceremonia para conmemorarlo”.

Un vínculo afectivo recíproco

La comunicación entre el papa y su prima continuó de forma constante: “Cada vez que le escribía, él me respondía y me enviaba a menudo paquetes de libros en inglés para los sacerdotes y religiosas. Una vez, cuando estaba enferma, me llamó. Si no, aprovechábamos para hablar cada vez que volvía a Argentina: desde Tailandia siempre elegía un vuelo que pasara por Roma y me detenía allí de ida y de vuelta. En esos encuentros me preguntaba siempre cómo iban las cosas en Tailandia, la relación entre nosotros los católicos y los budistas, y la situación de nuestras escuelas”.

Hará aún más desde el Cielo

La noticia de la muerte del papa Francisco llegó a la hermana Sivori la noche del lunes 21 de abril y fue para ella un shock: lo había visto mejor la mañana de Pascua y, como muchos, no se esperaba su muerte al día siguiente. Llegada a Roma la noche del 23 de abril, el 25 pasó todo el día con él: “Desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde estuve sentada junto a él, rezando, hablando, llorando. Yo sé que él me escuchó; hablaba como si todavía estuviera allí sentado a mi lado”. Le pregunto a la hermana Sivori cuál es la herencia que le ha dejado su primo: “Estar con todos los que necesitan, vivir la fraternidad, llegar al corazón de todos, no importa de qué religión sean. Esto es lo que él quería, esto es lo que hizo y esto es lo que ahora también nos pide”. Y concluye: “Creo que hará mucho más desde el Cielo de lo que pudo hacer en la tierra”.

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