Durante los trabajos, no faltó, el saludo fraterno del Rector Mayor, el padre Fabio Attard, quien en los últimos años antes de su reciente elección formó parte con pleno derecho de la Circunscripción ICC.
El padre Martoglio, por su parte, se involucró y se dejó involucrar por los presentes durante toda la jornada del 7 de mayo, que comenzó con la concelebración eucarística en memoria de santo Domingo Savio. A los presentes, directores y Consejo Inspectorial, el Vicario del Rector Mayor presentó ante todo datos y estadísticas que ya habían sido objeto de reflexión y de intercambio en el CG29: cuatrocientas cincuenta páginas con cuadros, gráficos y referencias al conjunto de la congregación y a las inspectorías, que ilustran la realidad de la congregación en el camino de los últimos diez años —principalmente—, aunque algunos datos hacen referencia incluso más allá del año 2000.
No sólo por sus palabras claras y enriquecedoras, sino también por las provocaciones que surgieron, unas veces con reflexiones puntuales y otras con preguntas estimulantes, el padre Martoglio dio luz y vida a los números: cifras que representan una congregación viva y también vivaz, universal e internacional, significativa y encarnada en una multiplicidad de contextos geográficos y culturales, capaz de ser con autenticidad y fuerza espiritual una multinacional evangélica al servicio de los jóvenes y de los sectores populares.
Son testimonio de ello también las más recientes y nuevas Inspectorías, la capacidad de ser en muchos contextos una presencia carismática que da testimonio e involucra en nuevas vocaciones, y la creciente habilitación para expresarse junto con los laicos colaboradores y corresponsables como parte del núcleo animador en las comunidades educativas. Tampoco faltan las dificultades y desafíos, además de algunas evidentes reducciones numéricas en el total de la Congregación (por fallecimientos, abandonos, o por la disminución de novicios en algunos contextos, incluso continentales).
El CG29 fue vivido por más de doscientos treinta capitulares como una gran experiencia de fraternidad y de catolicidad, que, en la modalidad de la conversación espiritual, encontró una ocasión propicia para superar los límites humanos ligados a las distintas procedencias con lenguas y culturas diversas; a la novedad, para el 40% de los presentes, de participar por primera vez en una asamblea tan numerosa e internacional; y al esfuerzo de sostener ritmos que duraron dos meses, aparentemente excesivos, pero necesarios debido a la cantidad de contenidos, problemáticas y preguntas que forman parte de una Asamblea capitular. Conciliar las necesidades y tiempos para el estudio del Informe del Rector Mayor, para las elecciones, para el diálogo y la elaboración del tema común de estudio —sobre el que ya la congregación había reflexionado en el tiempo de preparación—, para la búsqueda de consenso sobre algunas deliberaciones de carácter constitucional o reglamentario: todo ello hizo que el “menú” del CG29 también fuera rico en atenciones y enriquecedor para los salesianos participantes.
Sin duda, después de esta primera degustación, que resultó aún más interesante por el estilo fraterno y directo del padre Martoglio —quien no dejó de expresarse con sinceridad en sus valoraciones ni de lanzar algunas preguntas provocadoras—, ahora se está a la espera de cuánto podrá ser acogido con la publicación de las actas y, a modo de “tarea en casa”, con la programación del Rector Mayor para el sexenio ya iniciado.
La evaluación del conjunto del CG29 requiere un enfoque personal por las responsabilidades individuales, empezando por el crecimiento —nunca acabado— en el conocimiento de Don Bosco y de su carisma, y un enfoque que, diríamos hoy, sea todavía más sinodal y comunitario, a todos los niveles de comunidad y de congregación: el desafío de la síntesis entre la unidad de presencia y de misión y la diversidad personal, y el desafío de la renovación, personal e institucional, para estar siempre vigilantes y listos, y seguir testimoniando el carisma recibido como don, son algunos de los compromisos a asumir en el futuro que ya se hace presente día tras día.
No faltan las posibles incertidumbres, tal vez también dudas y perplejidades: pero en la “buenas noches salesiana” conclusiva, el vicario del Rector Mayor subrayó cómo el reconocimiento de ejemplos de santidad en la Familia Salesiana —tanto de vida consagrada como laical— es también testimonio de la presencia y la bendición divina en la experiencia espiritual a la que los Hijos de Don Bosco han sido llamados.
Como santo Domingo Savio, cuya fiesta litúrgica se celebró el martes 6 de mayo, son muchos y muchas quienes, aún hoy, son testigos de un don del Espíritu para vivir con fidelidad su vocación cristiana.
Padre Gian Luigi Pussino, SDB
