Es una situación preocupante que viven los habitantes de la zona: “Nos lastima y preocupa la acentuada gravedad de la crisis de la moral pública y privada, de la vida política y de la administración judicial, de la situación de injusticia social y económica de la población”.
Esta fragilidad de las instituciones también genera serias deficiencias en la atención sanitaria: el hospital regional, cubriendo un área de cientos de kilómetros cuadrados, habitada por unas 16.000 personas, que carece de acceso a las salas de operaciones, especializaciones, escases de agua y las infraestructuras causan el aislamiento de áreas pobladas enteras durante el período lluvioso y frecuentes apagones, las drogas proliferan entre jóvenes y niños, la tierra es saqueada con la complicidad de la autoridad corrupta. Por estas injusticias “expresamos nuestra preocupación y denunciamos la situación en la cual se encuentran los habitantes del Alto Paraguay y del distrito de Pto. Pinasco”.
Sin duda, una de las situaciones lacerantes para el Mons. Escobar y los sacerdotes misioneros es el detrimento moral en la que viven los adolescentes y jóvenes frente a “la venta y consumo de drogas favorecidas y encubiertas por adultos de nuestras localidades es el pan de cada día que ya ha cobrado vidas inocentes, por lo que se requiere un mayor esfuerzo y trabajo conjunto entre todas las instituciones… para luchar y prevenir este flagelo que poco a poco va destruyendo a jóvenes y niños de estas zonas”.
Pide al Estado y a todas las Instituciones gubernamentales asumir su responsabilidad para hacer un país con valores, renovando el “compromiso como misioneros y misioneras a seguir formando en valores cívicos, cristianos, y ciudadanos desde las familias, instituciones educativas, radios comunitarias, espacios parroquiales, grupos juveniles, en las colonias, asentamientos y distritos”.