En Madagascar, el 60% de los 23,8 millones de habitantes son menores de 25 años. El empleo de los jóvenes es crucial. Pero la formación profesional no es valorada, ya que a menudo carecen de la actividad práctica. "Hay muy pocas máquinas disponibles para los estudiantes y cuando existen, algunas de las maquinarias se remontan a 1990. La formación sufre mucho”, explica Josoa Ramamonjisoa, Director del Centro Nacional de Formación para el Empleo.
La actividad de reestructuración del edificio ministerial es consecuencia pequeña como trabajo, pero importante como resultado práctico de una colaboración entre la CNDC Salesiana y el "proyecto FormaPro-BTP", financiado por la “Agencia Francesa pour le Développement” (Agencia Desarrollo francés - AFD), un proyecto que tiene como objetivo modernizar la formación en el sector de la construcción y edificación, y la mejora de las habilidades que se ofrecen en diferentes CFP tanto a nivel práctico y teórica.
El CNDC es uno de los cuatro CFO de los Salesianos en Madagascar, con una peculiaridad: la mitad de los chicos que estudian llegan de situaciones vulnerables, y llevan a cabo un cambio en sus vida, primero a través de un proceso desarrollado en centros de rehabilitación educativas de otras ONG de la zona, y luego a través de la educación y la formación profesional salesiana, para promover su plena integración social y la inclusión en el mercado laboral.
Algunos chicos salesianos son tutores legales, porque las familias están ausentes. El trabajo que se hace con ellos es, por tanto, no sólo en relación con la formación profesional, sino también un apoyo psicosocial para la reintegración.
“Además, la oficina que trabajo durante más de diez años y está presente en el centro, con el objetivo de entrar en el mundo profesional de todos los jóvenes que terminan su formación”, añade Paola Schinelli, de la Oficina de Planificación y Desarrollo (DOP) de los Salesianos en Madagascar.
“A través de las operaciones de este tipo, los niños se enfrentan a condiciones reales de trabajo, deben cumplir con los plazos y la calidad requeridas. Es un excelente ejercicio para ellos”, nos refiere Roger Rabenoelson uno de los entrenadores.
“Decidí seguir el curso de formación para realizar mi sueño: convertirme en la cabeza de esta cantera de profesionales”, concluyó el joven de 17 años Pascal Rakotonirina, estudiante que guía el trabajo.
Fonte: Le Monde
