Han pasado unas semanas desde que regresé del Capítulo General y ahora he concluido mis días de cuarentena. Muchas cosas han cambiado en el curso de unas pocas semanas, no solo en el Capítulo, sino en todo el mundo.
Estamos viviendo en tiempos impredecibles. En pocos días nuestras escuelas y programas de pastoral juvenil han tenido que adaptarse a una nueva forma de educar y animar. Como Iglesia nos hemos enfrentado a problemas de vida y de encuentro con Jesús en la Eucaristía, en cómo seguir siendo el Cuerpo de Cristo, aunque no podamos reunirnos físicamente para el culto.
En estos tiempos de cambio, una cosa es cierta: la presencia y la acción de Dios. Este concepto fue muy evidente en el Capítulo. Mientras luchábamos por responder a la pregunta: “¿Qué Salesiano para los jóvenes de hoy?”, estaba claro que estábamos en un viaje. Este proceso de profundización de nuestra identidad y misión Salesiana ha sido nuestro mapa de ruta durante los últimos 40 años, si no más. El hilo conductor de este viaje es la forma en que Dios ha estado activo dentro y a través de muchos 'Salesianos', tanto religiosos profesos como colaboradores laicos en nuestra misión. Aún más importante es cómo Dios se ha revelado en la vida de nuestros jóvenes.
Aunque no habrá un documento oficial del Capítulo General 28 como hubo en los anteriores Capítulos Generales, lo que sale del CG28, al menos para mí, es un mayor deseo de vivir sin excusas, lleno de esperanza y de pasión por Jesucristo. Junto con mis hermanos y hermanas salesianos, junto con los muchos laicos que comparten nuestra misión salesiana, y “aceptando estar inmersos en un tiempo de cambio, con toda la incertidumbre que ello conlleva”. Como bien dijo el Papa Francisco en su carta a los capitulares: “nos convertimos para los jóvenes en lo que siempre hemos estado llamados a ser: signos y portadores del amor de Dios, y reconocemos que Dios nos espera en la vida de nuestros jóvenes”.
Nos anima asumir con mayor celo la “opción Valdocco” que el Papa Francisco propuso al CG28. Hagamos una elección más grande y profunda PARA SER MÁS SALESIANOS, y no perdamos de vista nuestra misión: mantener a los jóvenes en el centro de todo lo que hacemos, encarnar un espíritu de familia que nos lleve al encuentro con Cristo, y comprometernos a educar y evangelizar el mundo para que la misericordia y la esperanza transformen todo tipo de pobreza, injusticia, enfermedad e incluso virus.
Fuente: InTouch
