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España – Esclavizan a unos 158 millones de menores en el mundo
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12 Junio 2019

(ANS – Madrid) – No pueden ir al colegio, apenas tienen tiempo para comer, no descansan ni los fines de semana y no saben lo que es jugar con otros niños y niñas. Son las consecuencias que sufren en el mundo 158 millones de menores que son víctimas del trabajo infantil en el mundo y que deberían estar en la escuela, en el patio y no realizando actividades de adultos ya que, en casi la mitad de los casos, 73 millones, realizan actividades peligrosas para la salud. El Papa Francisco, justamente recordando esta fecha escribió: «Los niños han de poder jugar, estudiar y crecer en un ambiente sereno. ¡Ay de quien sofoca en ellos el impulso alegre de la esperanza!».

Cargar mercancías en las estaciones, vender en la calle, trabajar en el campo, en las fábricas, en las minas o como servicio doméstico son algunas de las ocupaciones que realizan los menores en el mundo y que les privan de ir al colegio y de disfrutar su infancia. La pregunta a un menor nunca debería ser ¿estudias o trabajas?

El trabajo infantil se concentra principalmente en la agricultura (71%); el 17% de los menores que trabajan lo hace en el sector de servicios y el 12% en el sector industrial, en particular la minería.

Los misioneros salesianos en el mundo trabajan para rescatar a estos menores del trabajo infantil, con la finalidad de que puedan recuperar su infancia, ir a la escuela, jugar con sus amigos, aprender algo para la vida, sentirse amados y queridos, conocer quien es Dios y sentirse amados por un Padre amoroso, como les corresponde a los niños y niñas de su edad.

Los niños y las niñas son siempre mano de obra barata, fácilmente reemplazable y que no se quejan ni reclaman sus derechos porque no los conocen. Son tratados como adultos con abusivas jornadas de trabajo. Los menores, agotados y sin poder ir a la escuela, enferman con facilidad por realizar trabajo de adulto. Acarrean grandes pesos, trabajan en el suelo y con posturas que les producen malformaciones, enfermedades crónicas y, en todos los casos, baja autoestima, desconfianza y hasta depresión.

Los salesianos del mundo y todas las instituciones que siguen el pensamiento de Don Bosco, no se cansan de exigir los derechos y que se pongan las medidas adecuadas para que los niños y las niñas sean protegidos y se sientan seguros. La educación es la clave para que los menores no sean explotados, puedan transformar sus vidas, sean agentes de cambio y desarrollo y los protagonistas de su futuro.

Fuente: Misiones Salesianas

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