México – Proyecto Salesiano 2020: “Lo más significativo para mí fue ver a Dios trabajar en y a través de la gente por primera vez”
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11 Marzo 2020

(ANS – Tijuana) – Para muchos de los estudiantes de la Universidad Salesiana, Richmond, y de la Preparatoria Católica de la Costa Central de San Francisco, Watsonville, la palabra que ejemplifica sus experiencias en Tijuana, México, es “gratitud”.  En sus reflexiones y en sus mensajes, la palabra “gratitud” resonó una y otra vez. Dennis, un joven, explicó sobre la experiencia le ayudó a darse cuenta del regalo que le da la vida y lo agradecido que está por sus padres.

El Sr. Adrian Mison Fulay, Coordinador de la Pastoral Juvenil de los Salesianos, agradeció la amable acogida que recibieron de los Salesianos y de los voluntarios de Tijuana. María, una anciana, estaba agradecida por Alex, un niño del orfanato de Eunime para niños VIH+, que rápidamente se convirtió en su amigo. Ella dijo, “Realmente pude ver el amor de Dios a través de los niños”.

Los dos grupos de estudiantes viajaron a Tijuana del 15 al 19 de febrero. Se alojaron en las instalaciones de los Salesianos, en una residencia que se encuentra justo al otro lado de la calle de la frontera entre EE. UU. y México. El grupo preparaba el desayuno y el almuerzo para los niños del “orfanato Eunime” y transcurrían la tarde jugando y creando proyectos de arte. Trabajaron durante dos días en el “Desayunador Padre Chava”, un comedor de beneficencia y ayuda a las personas necesitadas y dirigido por los Salesianos y que atienden con más de 1000 comidas al día para atender a los migrantes, a los refugiados y deportados, así como a hombres, mujeres y niños pobres.

Algunos de los voluntarios servían comidas mientras que otros ayudaban con la distribución de ropa y otros clasificaban las medicinas en la clínica gratuita. Después de permanecer en los sitios de servicio, el grupo visitó otras dos obras salesianas en Tijuana: el “Oratorio Domingo Savio” y el “Oratorio San Juan Bosco”. En la playa, los estudiantes reflexionaron sobre el complejo tema de la inmigración y la migración mientras caminaban a lo largo del muro fronterizo entre los EE. UU. y México.

La experiencia en Tijuana estuvo llena de desafíos como la barrera del idioma, el ser testigos de la pobreza y del sufrimiento de muchas personas. Por otra parte, cabe remarcar que dicha experiencia estuvo llena de alegría, de amistad, de servir a los demás, del aprendizaje de uno mismo y de los demás.

“Lo más significativo para mí fue ver a Dios trabajar en y a través de la gente por primera vez. – manifiesta Dylan y Junior – La hospitalidad, la perseverancia, el desinterés y el amor incondicional que presencié me mostró la importancia de vivir la voluntad de Dios cada día. Mi mayor lucha fue aceptar el hecho de que solo podemos hacer un poco ofreciendo nuestro tiempo para ayudar a la gente, a los huérfanos, servir en los comedores de beneficencia y limpiar las comunidades. Como voluntarios hacemos llegamos hasta cierto punto, pero esas pequeñas acciones no son soluciones permanentes. La lección más importante que aprendí fue estar agradecido por lo que tengo y me he comprometido a hacer todo lo posible para continuar ayudando a los demás”.

Fuente: InTouch

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