El padre Bruno Masiero nació en Treviso el 28 de enero de 1940, si bien asistió al noviciado en Venezuela entre 1959 y 1960. Profeso perpetuo desde 1966 fue ordenado sacerdote en Italia en 1971. Maestro de novicios de 1985 a 1991, también fue Director de las casas de San Félix, San Antonio de los Altos, Caracas-Macaracuay y Caracas-Sarría, y desde 2014 hasta su muerte fue Director y Pastor de la obra en el distrito de “El Concejo” de Valencia. Para la Inspectoría de Venezuela, además de Inspector, a lo largo de los años también ha ocupado los cargos de Delegado de la Asociación de María Auxiliadora y de las Parroquias; y durante casi 12 años acompañó como Delegado a los Voluntarios de Don Bosco (CDB) de Venezuela.
El padre Luigi Verdecchia nació en Guarcino (Frosinone) el 25 de enero de 1943. Formado como salesiano entre Chile e Italia, hizo su primera profesión en 1961, la perpetua en 1966, siendo ordenado sacerdote en 1970. Entre los numerosos encargos que ocupó en los años figuran la de Ecónomo de las casas salesianas de Valera, del Liceo "San José" de Los Teques, de "La Dolorita" de Caracas, y párroco de Carrasquero-El Molinete y Curação, en las Antillas Neerlandesas (dependiente de la Inspectoría de Venezuela).
El Padre Yul Soto nació en Huaripampa el 11 de agosto de 1965. Salesiano desde 1984 y sacerdote desde 1994, había asistido al Instituto Teológico de Turín-Crocetta y desempeñó diversos cargos (a veces como Director, otras como Ecónomo, pero también como Director del Oratorio o Párroco) en muchas obras de su Provincia: Arequipa, Piura, Quebrada Honda, Monte Salvado y Pucallpa. Además del cargo de Animación Misionera, que venía desempeñando desde hace un año, en el pasado también había ocupado el de Delegado inspectorial de Pastoral Juvenil (2004-2006).
“Mientras damos gracias a Dios por sus vidas y sus ministerios apostólicos, rezamos por el eterno descanso de sus almas”, dijeron los salesianos de Venezuela.
“¡Te damos gracias, buen Padre, por el regalo que hiciste al Perú salesiano con este querido hermano, el padre Yul Soto! Su entrega misionera, su pasión salesiana, su cercanía y fraternidad, seguramente darán frutos en los muchos corazones que lo han conocido”, le hicieron eco los del Perú.
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