La encíclica del Papa Francisco “Laudato si’” que la casa común “nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos”, pero que necesita ser educada y formada para esta realidad. El Papa insiste: “la educación sea capaz de motivarlas hasta conformar un estilo de vida”; “la educación en la responsabilidad ambiental puede alentar diversos comportamientos”.
Con el único deseo de hacer realidad que la tierra se convierta en la “Común”, es necesario colocar las bases en la educación de las futuras generaciones.
Contribuir al compromiso ambiental de los jóvenes fue el primer objetivo planteado para iniciar esta propuesta de impacto integral. Gracias al aporte de JuWe Vereinigung Don Bosco Werk (Suiza), a lo largo de casi dos años se han podido desarrollar múltiples iniciativas que ayudaron al cumplimiento de las metas fijadas.
Entre las acciones efectivamente realizadas y otras que se encuentran de momento suspendidas a raíz de la actual crisis sanitaria, se han desarrollado talleres formativos en la temática ambiental, enmarcados en el programa Pro-huerta: bosque nativo y vivero forestal, bosque nativo y manejo forestal, huerta agroecológica, educación y gestión ambiental.
Otras acciones concretas han sido la instalación de la huerta agroecológica en el Oratorio Don Bosco, que se encuentra en funcionamiento desde 2019, la instalación de un sistema de separación de residuos y reciclaje en la misma casa salesiana, la generación de vínculos institucionales, teniendo a los mismos jóvenes como promotores ambientales, a fin de lograr un impacto real en la sociedad que integran.
Hoy, cuando el medio ambiente constituye una preocupación para muchos sectores y más que nunca necesita de nuestro cuidado, la comunidad de la Casa Oratorio comienza a repensar este proyecto para hacerlo expansivo a todas las familias.
Desde el Oratorio Salesiano, Bárbara Villalba y Nancy Campos, auxiliares ambientales, se encuentran trabajando en el mantenimiento de la huerta y el acopio de residuos sólidos diferenciados.
La nueva propuesta es acercar a las familias un “programa virtual ambiental”, con el objetivo de que los chicos puedan hacer su propia huerta en las casas. Esta propuesta tendrá un impacto positivo desde la mirada de la asistencia alimentaria, el consumo responsable y saludable del grupo familiar.
Bárbara y Nancy están tramitando las semillas y los permisos para llevar o enviarles, según las disposiciones oficiales y las condiciones climáticas locales de los lugares en donde vive cada joven, para que la actividad agropecuaria pueda realizarse con éxito.